La Voz de Galicia

El Plan Hidrológico y el trasvase desde el Ródano

Opinión

Jorge del Corral

22 May 2014. Actualizado a las 07:00 h.

El año hidrológico está poniendo de manifiesto lo que vieron nuestros antepasados: la necesidad de conectar todas las cuencas hidrográficas españolas para trasvasar agua.

Es lo que pretendían los dos últimos proyectos de Plan Hidrológico Nacional (PHN), el impulsado por el PSOE, siendo ministro José Borrell, y el aprobado en el 2005 por el Legislativo a iniciativa del PP y derogado por las Cortes a propuesta de Zapatero, al grito irresponsable de que los trasvases eran reaccionarios y las desaladoras progresistas.

El exministro Arias Cañete ha hecho en los dos últimos años lo que tenía que haber hecho el último Gobierno de Zapatero: los planes completos de las diez cuencas hidrográficas: Norte, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Sur, Ebro, Pirineo Oriental, Júcar y Segura. Pero al candidato popular al Parlamento Europeo y futuro comisario de Comercio le ha faltado tiempo para dos cosas más que inició: unir las cuencas y pactar con Francia un trasvase directo del Ródano al Segura, mediante una tubería marítima y en vista de que los nuevos estatutos de Cataluña y Aragón hacen imposible el trasvase desde el Ebro, en palpable demostración de los egoísmos españoles.

La España ilustrada del XVIII construyó gran parte del Canal de Castilla, uno de los proyectos más relevantes de ingeniería civil, y pensó en la construcción de canales navegables para desarrollar la economía, regar los campos y transportar mercancías de forma competitiva. Un paso más en este camino tortuoso fueron las confederaciones hidrográficas, creadas en 1926 y que desempeñan un importante papel en la planificación hidrológica, aprovechamiento y gestión de recursos, protección del dominio público hidráulico, concesiones de derechos de uso privativo del agua, control de calidad, proyecto y ejecución de nuevas infraestructuras hidráulicas, programas de seguridad de presas, bancos de datos, etc.

Después del disparate de Zapatero y de su ministra Cristina Narbona, avivando la guerra del agua, vinieron los nuevos estatutos de Autonomía, en los que pudimos escuchar relinchos del tipo: «¡El Ebro es nuestro!», «¡el Tajo es nuestro!», «¡el Duero es nuestro!» y «¡el Guadalquivir es andaluz!». El Constitucional los rectificó y puso las cosas en su sitio el 14 de junio del 2011, y la salmuera, producto contaminante de desecho de las desaladoras, dio al traste con las 51 plantas sustitutivas del PHN, que se quedaron en 27, trabajando únicamente al 20 % de su capacidad, a causa del precio prohibitivo que tiene cada hectómetro cubico de agua desalada.

Si la ministra Isabel García Tejerina alcanza un acuerdo con Segolene Royal, ministra de Ecología de Francia, el Ródano será el río que dé agua a precio competitivo a nuestro sediento Levante y el que nos grite cada día que la solidaridad francesa y europea están muy por encima de nuestras miserias patrias.


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