La Voz de Galicia

Varufakis

Opinión

Fernanda Tabarés

08 Feb 2015. Actualizado a las 05:00 h.

El jueves, en la plaza Sintagma de Atenas, miles de personas berreaban al unísono el nombre de Yanis Varufakis. Desde el Finisterre, el apelativo suena a futbolista del Borussia, pero a estas alturas ya todos sabemos quién es este tipo que en dos semanas ha conseguido algo insólito: que la muchedumbre canturree en masa el nombre de un ministro de Economía.

En el año 2011, cuando AGE anticipó en Galicia la grieta política de Podemos, Beiras regresó a la arena con el magnetismo intacto y el poder hipnotizador de una estrella del rock. Más que un mensaje, la gente adquirió una cabellera alborotada, su viejo compromiso con el lino y el descaro subyugador de quien abre en canal el sistema sin tener la responsabilidad de mejorarlo.

Todas las aventuras políticas que nos ha traído la Gran Recesión comparten su apelación a la ruptura, pero mientras esa fractura sea solo una promesa ese tiempo nuevo es de momento una cuestión estética. La revolución ha empezado por los armarios, de los que están saliendo en tromba políticos con coleta y el desaliño calculado de un cliente del Primark, presidentes que mandan sin corbata y ministros de Economía que desprecian a la troika embutidos en la chupa de Easy Rider. Está por ver si a esos mercados insaciables que nos indicaron dónde estaba el abismo les intimida más el rugido de una chopper que el poderío previsible de un Mercedes. Hasta entonces, queridas, disfrutemos de la estimulante rudeza de Yanis, que aunque sea ministro de Finanzas es de esos hombres a los que es fácil imaginarlos cabalgando. Aunque sea una Harley.


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