Millones de razones

Hay millones de razones que marcan la urgente necesidad de salir del estancamiento en que vivimos desde el 20 de diciembre. Pero nuestros políticos siguen sin encontrar puntos de apoyo estables sobre los que apoyar un pacto.

Para empezar, más de cuatro millones de argumentos. El del número de parados, según las cifras que se conocieron ayer. En marzo bajó el desempleo, pero menos que el año pasado, a pesar de que entonces la Semana Santa se repartió entre marzo y abril. En su gran mayoría, los que encontraron trabajo lo hicieron con un contrato temporal. Y de los que siguen en paro, ya solo el 54,7 % tienen cobertura, un punto menos que hace un año.

Más millones. Los del déficit, que bajó menos de lo previsto, de lo anunciado por el Gobierno y de lo exigido por Bruselas. Patata caliente para el próximo Gobierno.

Y los millones que está costando el parón de inversiones y el aplazamiento de decisiones, a la espera de un Gobierno estable. Más preocupante aun en el marco de desaceleración y estancamiento internacional que dibujan los economistas.

Pero algunos de nuestros líderes políticos parecen más preocupados en posicionarse de cara a la repetición de las elecciones. Aunque los expertos en esta materia vaticinen más abstención y escasas variaciones en los resultados, con lo que el 27 de junio podríamos estar en similar o peor situación que el 21 de diciembre. Y con varios meses más de incertidumbre por delante.

Las próximas semanas serán claves para confirmar si hay en los principales partidos perfiles de política de Estado o más bien de tahúres del Misisipi, según la descarnada y gráfica expresión de Alfonso Guerra.