La Voz de Galicia

Galicia debe honrar a su héroe

Opinión

Fernando Hidalgo

08 Jun 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Se esperaba, pero duele igual. La confirmación de la muerte de Ignacio Echeverría en el atentado de Londres es un golpe al corazón de todas las personas de bien. Y especialmente a su familia, a quien se le ha hecho pasar de forma absurda, gratuita y cruel, por un infierno de sufrimiento.

¿Qué cerebro ha podido urdir un sistema tal que pueda tener durante días a una familia con el corazón hecho trizas? No hay argumento humano que sostenga que el protocolo de los ingleses tiene algún sentido. Se puede ser estricto, rígido, cuadriculado y tener un mínimo de sensibilidad con el dolor de las víctimas. Sin duda, cuando pasen estos días sombríos, Reino Unido deberá revisar sus métodos.

Pero si una familia no se merecía semejante tortura era la de Ignacio, el héroe gallego del monopatín. Dio su vida luchando por los demás, haciendo frente a la barbarie, peleando con su patín frente a los cuchillos asesinos de los terroristas. Murió, sí, pero nos ha ganado para el resto de nuestras vidas. Porque Ignacio no puede caer nunca en el olvido. Sería como matarlo dos veces.

Ayer trascendió que han surgido iniciativas para que se le ponga su nombre a una calle en Madrid. Galicia no debería ser menos. Pocas veces la acción de una persona podrá reunir mayor unanimidad. Los pueblos escriben su historia respetando su pasado y las gestas de sus notables. Si Galicia no mueve ficha estaremos dejando pasar una ocasión de reivindicarnos como pueblo que quiere tener a personas como Ignacio Echeverría entre sus referentes. Alguien solidario y valiente que murió para que otros siguieran viviendo. Un buen chico que tuvo la mala suerte de estar en el lugar equivocado, pero que con su acción nos ha demostrado que los terroristas no deben ganar esta guerra horrible. Y no la ganarán.

Galicia está en deuda con Ignacio Echeverría y su familia. Y es de esperar que quien corresponda tome en horas, minutos o segundos la iniciativa de honrar de por vida a alguien que es sin duda todo un orgullo para el pueblo gallego. Es de justicia.


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