La Voz de Galicia

Vamos a conllevarnos bien

Opinión

Pedro Armas Profesor de Humanidades de la UDC

04 Sep 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Tras la Segunda Guerra Mundial, por Estados Unidos se propagó una nipofobia ambiental, que fue en aumento cuando las multinacionales japonesas compraron algunos símbolos del capitalismo norteamericano (Mitsubishi el Rockefeller Center, Sony la CBS...). Tras los Reyes Católicos, por España se propagó una catalanofobia ambiental, que fue en aumento cuando se aprobó y recusó el Estatuto de Cataluña. La Historia contada en lapsos a la carta no es Historia. El tópico siempre es tópico: tú a Boston, yo a California; tú a Madrid, yo a Barcelona; tú del Madrid, yo del Barça; tú castellano, yo catalán.

Los reyes castellanos eran los legítimos descendientes de los reyes godos, por consanguinidad humana y por providencia divina. En tierra de reinos, principados, condados y demás señoríos, pronto surgieron disputas por la financiación del Ejército, la Hacienda y la Monarquía. Ya cuando la dependencia castellana se hacía tan evidente como la decadencia castellana, los arbitristas proponían que los demás reinos o principados compartiesen las deudas y gastos de la Monarquía (los costes, no los beneficios). El Conde Duque de Olivares pergeñó un Estado centralista y homogéneo, mediante asimilación, no integración. Los catalanes miraron más a Francia que a España. A partir de ahí, rebeliones, represiones, filias y fobias, antes de que se hablase de nacionalidades y plurinacionalidades.

El repaso a conveniencia de los hitos históricos resulta pedante, pero el repaso sinóptico del presente resulta simplista. Seis legislaturas de Pujol: Cataluña era un oasis de paz (trasfondo del tres por ciento). Primera legislatura de Aznar: Se hablaba catalán en la intimidad (idilio Aznar-Pujol). Segunda legislatura de Aznar: Se refundaba la derecha sin complejos (prepotencia del nacionalismo español). Primera legislatura de Zapatero: Se apoyaría el Estatuto que aprobasen los catalanes (expectativas frustradas). Segunda legislatura de Zapatero: Se negaba y se encajaba la crisis (burguesía catalana desplazada de los focos de decisión). Primera legislatura de Rajoy: Se acataba lo que dijese la Merkel (idilio Rajoy-Mas). Segunda legislatura de Rajoy: Se reabría y se rentabilizaba el conflicto catalán (del divorcio Rajoy-Mas a la incompatibilidad Rajoy-Puigdemont). Para unos nacionalistas se rompe España; para otros ya estaba rota. Unos y otros exageran sus fobias. Solo algunos destacan sus filias.

La topofilia es la relación emocional de los habitantes con el territorio al que, por distintos motivos, identifican como propio. Es un sentimiento de apego o arraigo. Cuando el sentido de permanencia da paso al sentido de pertenencia, la cosa se complica. Cuando el sentido de pertenencia da paso al sentido de apropiación, la cosa se complica más. Unos dicen que pertenecen al territorio; otros que el territorio les pertenece a ellos. Unos participan de la construcción colectiva del territorio; otros transitan por el territorio como por un escenario. Unos pasan de la topofilia a la topolatría; otros de la toponegligencia a la topofobia. Reducirlo todo a una cuestión de catalonofilia o catalanofobia es reduccionista (valga la redundancia o no). Según Ortega y Gasset, castellanos y catalanes a lo más que podían llegar era a llevarse bien, a la conllevancia. Pero... ¿se llevaban bien Ortega y Gasset? Ignorancia sigue rimando con conllevancia. A pesar de ello, vamos a conllevarnos bien.


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