Del chiringuito de Villar al chiringuito de Rubiales
Opinión
08 Jun 2018. Actualizado a las 08:07 h.
Mucho me temo que habemus Rubialato. Que del chiringuito de Villar pasamos al chiringuito de Rubiales. Si Ángel María Villar tenía la intención de que la RFEF la heredara su hijo Gorka, ahora nos encontramos con que Rubiales directamente, menos de un mes después de haber sido elegido presidente, ha contratado a su tío Juan para que sea su jefe de gabinete. Todo ello a cambio, por supuesto, de un buen sueldo.
Villar en su momento tenía in mente la operación Gorka, pero por lo menos era consciente de que tal paso sería muy mal recibido incluso por los suyos, que considerarían una maniobra muy poco estética la de dejar la presidencia en herencia a la familia. Lo llevó en secreto y solo trascendió cuando las grabaciones de la UCO dentro de la operación Soule pusieron sobre la mesa el tema y La Voz informó en exclusiva del asunto.
Rubiales ha tenido mucho menos pudor y ha contratado directamente a su tío, que por ahora ocupa un despacho al lado del suyo y le pagará un sueldo que según algunas fuentes es de alta dirección. Claro que tampoco está teniendo pudor a la hora de colocar a los imputados en la operación Soule. Y ello después de que se le llenara la boca al hablar de transparencia y regeneración, de que el cambio era imparable y de que las cosas se harán a partir de ahora dentro de una gobernanza ejemplar. Pues bien, la gobernanza, a lo que se ve, pasa por la familia, que para muchos es lo más importante. Incluso más que la decencia en la gestión.
Todo esto comenzó a suceder en los estertores del mandato de Méndez de Vigo al frente del ministerio de Deportes. Vigo jamás mostró intención alguna de combatir estas prácticas en las federaciones. De hecho lo único que hizo fue armar un lío y arrastrar en el mismo a José Ramón Lete. Ahora, tenemos nuevo ministro y se supone que en breve nombrará un nuevo secretario de Estado para el Deporte. A día de hoy, el panorama es desolador, con Màxim Huerta como conductor de la nave del deporte. Un auténtico ignorante convencido que no sabrá distinguir entre el zorro y las gallinas del deporte.