El coste de los nuevos impuestos
Opinión
05 Jan 2020. Actualizado a las 05:00 h.
La previsible formación de Gobierno entre PSOE y Podemos, con apoyos parlamentarios de nacionalistas e independentistas, abre un escenario de incrementos del gasto público, creación de nuevos impuestos y subidas de algunos ya existentes. Esta política económica se pondrá en marcha en un momento especialmente difícil para las cuentas públicas, ya que la falta de nuevos Presupuestos y las decisiones discrecionales de aumento del gasto durante el 2019 pueden provocar una desviación del déficit público de entre 6.000 y 8.000 millones de euros, cerrando 2019 con un déficit en torno al 2,5 %, frente al objetivo del 1,8 %.
Esto será un aliciente más para que el nuevo Gobierno rescate la agenda que quedó congelada de la anterior legislatura, donde se creaban dos nuevos impuestos como son el de transacciones financieras y el digital, además de contemplar subidas importantes en impuestos como sociedades, IRPF o impuestos especiales, entre otros. En este sentido, el Gobierno Sánchez colocará en los próximos meses en la diana impositiva a tres bloques económicos esenciales: el primero, las grandes empresas españolas, que son sobre todo multinacionales que mantienen la sede corporativa en nuestro país; el segundo, los agentes del mercado financiero organizado, y, por último, las grandes tecnológicas internacionales.
Para el primer grupo, el Gobierno tiene pendiente la creación de un tipo mínimo del impuesto de sociedades del 15 % vía restricción de la deducción por dividendos y doble imposición, lo cual en la práctica supone que una compañía con negocios fuera de España tenga que tributar varias veces por un mismo resultado obtenido. En el caso del segundo grupo, se situaría el nuevo impuesto de transacciones financieras para gravar operaciones de compraventa de acciones cotizadas a partir de un umbral de negociación (mal llamado ‘tasa Tobin’).
Y, por último, el tercer grupo soportaría el nuevo impuesto sobre determinados servicios digitales, más conocido como tasa Google, que grava los ingresos de las compañías digitales obtenidos por la venta de datos, transacciones en línea y publicidad on line. Si bien se contempla en el marco de discusión a nivel OCDE de la nueva fiscalidad, todavía no se ha llegado al consenso necesario. En total, una factura fiscal superior a 7.000 millones de euros que ni siquiera llegaría a cubrir el desfase presupuestario previsto para el 2020 de un 1 %, según la última estimación del Banco de España.
En suma, bajo los planes del que posiblemente sea el nuevo Gobierno, la racionalidad económica ha sido desplazada por el oportunismo político (ni siquiera la ideología) sin calibrar correctamente los efectos que tienen sobre la estructura productiva, la inversión y los flujos de capital. En el fondo, la consecuencia es una subida general de los impuestos a la mayor parte de los ciudadanos.