La Voz de Galicia

Foto del delito vírico

Opinión

Jorge Mira

09 Mar 2020. Actualizado a las 10:11 h.

Un virus infecta a una célula cuando le inocula su pequeño material genético: la célula se confunde y empieza a seguir las órdenes de ese material genético del virus. La clave es, pues, saber cómo consigue pasar dentro de la célula. Un grupo de investigación chino acaba de descubrir ese mecanismo de penetración para el coronavirus: resulta que engaña a una de nuestras proteínas para que le abra la puerta, clavándoles algo análogo a lo que sería la ganzúa que usa un ladrón para forzar una cerradura. Este avance es importante, porque una vez conocido el truco del coronavirus se pueden plantear estrategias de curación.

Para descubrir eso los científicos han necesitado hacer una foto del momento clave, con una tecnología inventada por los ganadores del Premio Nobel de Química 2017: la llamada criomicroscopía electrónica. El coronavirus mide alrededor de una décima de micra (los virus solo se pueden ver desde la década de 1940, gracias al invento del microscopio electrónico), pero su ganzúa y la cerradura miden décimas de nanómetros. Ver un proceso biológico de ese tamaño era impensable hasta el año 2013, cuando se acabó de perfeccionar la nueva técnica que los tres ganadores de ese Nobel habían inventado a finales del siglo XX. En su momento no fue un descubrimiento que acaparase grandes titulares: no se estaba descubriendo ningún secreto fundamental de la naturaleza que nos dejase perplejos, pero sí se vio que era un arma sin precedentes. La capacidad de la ciencia para luchar contra estos problemas ha crecido mucho de una década a esta parte.


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