La Voz de Galicia

Más democracia

Opinión

Nicolás González Casares Diputado en el Parlamento Europeo. Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas

19 Jan 2021. Actualizado a las 19:50 h.

Las imágenes del Congreso de Estados Unidos tomado por una estrafalaria horda extremista quedarán para los anales de la historia. Ese asalto, totalmente execrable, ha provocado el rechazo generalizado de los defensores de la democracia liberal. Es probable que, lejos de convertirse en un hito del populismo, haya sido la prueba palpable, y quizás tristemente necesaria, del peligro que supone dejar las instituciones democráticas en manos de personas y grupos que rechazan los principios que las hacen sólidas.

 

La foto de uno de los ocupantes portando una bandera confederada ante el retrato de Abraham Lincoln es paradigmática del daño que se puede hacer a la democracia cuando se conjugan las mentiras con el populismo extremista. Y esto no solo ocurre en Estados Unidos, en Europa observamos con preocupación esa deriva que aquí habitualmente representa la ultraderecha. La corriente que ha provocado semejante estropicio en la democracia americana y en su imagen hacia el mundo no emergió ayer por casualidad, ha sido alimentada con tantas complicidades y apoyos que necesita de una reflexión colectiva por parte de todos los demócratas y, singularmente, del Grand Old Party, el Partido Republicano, entregado hasta ayer en brazos de Trump.

El Parlamento Europeo, a través del presidente Sassoli, ha mostrado su apoyo a los miembros del Congreso de EE. UU. Debemos confiar en que Biden abra una nueva etapa que rompa con la polarización en su país y recomponga lo que Trump ha destrozado tanto dentro como fuera. Estados Unidos y la UE tienen que caminar de la mano en los desafíos globales como la lucha contra la pandemia o el cambio climático, también combatiendo la influencia de los populismos y abordando las injerencias desestabilizadoras en el nuevo orden mundial que se está conformando. Es probable que tras este suceso nos hallemos ante una oportunidad de hacer pedagogía desde las instituciones, alejando estos movimientos y defendiendo la legitimidad de los poderes democráticamente elegidos. Que no se quede en un simple deseo de principios de año.


Comentar