La Voz de Galicia

Proposición indecente

Opinión

Luis Ferrer i Balsebre

31 Jan 2021. Actualizado a las 10:06 h.

Debería pedir disculpas por anticipado, como hacían los caballeros con las damas antes de pedir sus favores, o los grandes provocadores para dulcificar la reacción del auditorio antes de lanzar una bravata, pero lo voy a fiar todo a la benevolencia de lector del Diógenes de fin de semana. 

Hay un hecho cierto en estos tiempos de calamidades y es que, tarde o temprano, hay que pedir ayuda al Ejército para que nos saque del apuro. Suerte de la UME.

Su eficacia se basa en sus valores, la autoridad, la disciplina y la obediencia, conceptos en declive últimamente en la vida civil.

Cuando se habla de autoridad no se tiene en consideración que el verdadero sentido de esta palabra (término vilipendiado que no pocas veces se considera antidemocrático y viejuno) viene de autor: el que ayuda a crecer.

El término disciplina se ha hecho tan equívoco como el de autoridad, su etimología viene de discere: aprender. Disciplina es el conjunto de medios, actos o actitudes necesarias para aprender algo. El deporte es disciplina, el estudio es disciplina, la educación es disciplina; tiene consideración de disciplina todo aquello que es condición indispensable para el aprendizaje y, por lo tanto, se debe respetar si se quiere aprender algo.

A la autoridad como referencia reconocida le corresponde una conducta obediente, que no es otra cosa que la de quien presta atención. Obedecer deriva del latín oboedire y este de audire, es decir, escuchar, atender.

Muchas voces piden más autoridad, pero ninguna más obediencia y disciplina. Los que piden autoridad (mal entendida) buscan coacción y control social, pero solo consiguen una sumisión temporal. Pocos apelan, en cambio, a la autoridad bien entendida, aquella cuyo mérito y prestigio es reconocible y no necesita de docilidad para ser respetada.

El poder actual se basa en la seducción, y el orden social se persigue a través de la sumisión, olvidando que el ser humano aprende a ser libre sabiendo obedecer a una autoridad respetada y respetable.

España lidera el paro juvenil en Europa con un 43,9 % de desempleados menores de 25 años y contabiliza casi un millón de ninis. ¿No tiene sentido reimplantar un servicio militar voluntario u obligatorio de unos pocos meses? ¿No sería más útil para todo ese potencial humano aprender algo de disciplina y habilidades útiles y necesarias para la protección de la sociedad?

Grecia, Austria, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Lituania y Chipre, además de Noruega y Suiza, lo tienen. No es una excentricidad su reclamo. Ganaríamos todos, ellos en valores y todos en seguridad.

Aunque por decir esto me empalen en un botellón, un comité general o un consejo de ministros. Voy a hacerme el muerto.


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