La Voz de Galicia

Nevenka

Opinión

Tamara Montero

01 Mar 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Hace poco, muy poco tiempo. Hace apenas veinte años. Un fiscal jefe abre la boca para permitirse decir que una madre de dos hijos tiene que dejarse tocar por su jefe si en ello le va el pan. Y nadie reacciona. Hace poco, poquísimo tiempo, una joven de 26 años decide que no va a soportar que su jefe la acose. Y denuncia. Pero su voz es apenas la única que se levanta. Es atronador el silencio de aquellos años. Ganó el juicio, pero daba risa la condena. Apenas una indemnización irrisoria. La que pagó de verdad fue ella.

A Nevenka, aquella joven valiente que perdió aunque el juez fallase a favor de ella, la dejó totalmente abandonada una sociedad que pensaba que lo que hacía el entonces alcalde era lícito. Incluso normal. Que vaya chica era aquella. Nevenka se fue de España y su familia dejó Ponferrada porque la atmósfera se había vuelto irrespirable. Es el precio que se paga cuando desvías el curso de la historia. Hace poco, muy poco tiempo, Nevenka Fernández habló con aplomo, sin una palabra más alta que otra, pero alzando la voz porque ya era suficiente. Nadie puede decidir sobre el cuerpo de otra persona. Hoy, poco tiempo después, ver en un documental esas vejaciones parece increíble. Pero todavía pagamos el precio de decir que sobre nosotras mandamos solo nosotras. Y que la violencia sexual, de cualquier tipo, es imperdonable. Gracias, Nevenka.


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