La vida era eso que pasa
Opinión
15 Apr 2021. Actualizado a las 08:53 h.
El peor jefe es uno mismo: eso ya lo sabías, no hace falta que nadie te lo recuerde. Lo que ocurre es que ahora, en tiempos de pandemia, al jefe, es decir, a ti, se te ha retorcido el colmillo: te has vuelto intransigente, despótico y cruel. Al trabajar en casa, apenas tienes horarios ni rutinas que fraccionen el día. Ya no sales a tomar el café, ni charlas con los colegas. Como no te dejan viajar ni irte de vacaciones, estás siempre ahí, con el correo y el móvil abiertos, listo para una videoconferencia en la que, para colmo de males, no tienes más remedio que contemplar tu propio rostro crispado (por cierto, ¿sabes que ha salido lo que llaman un «anillo de luz» que elimina los problemas de la mala iluminación, de modo que si lo tienes siempre sales impecable? A lo mejor hay otro que te quita las arrugas, la calva o las manchas de la vejez).
En su ensayo La sociedad del cansancio, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han dice que nos explotamos voluntaria y apasionadamente creyendo que nos estamos realizando. También que el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. Por lo visto, en este nuevo escenario social, te bastas tú solito para explotarte hasta la extenuación, hasta el punto de que ya ni hace falta tener un tirano. O, como diría Kafka, «el animal le arrebata el látigo al amo y se azota a sí mismo para ser amo, sin saber que eso no es más que una fantasía que se genera cuando en la correa del látigo del amo se ha formado un nuevo nudo».
Sí, también sabes eso. Pero ya terminará esta pesadilla, te repites, y todo será distinto. Mientras, los días galopan y se atropellan entre sí, y entonces, a veces, te viene a la cabeza el estribillo de John Lenon que decía aquello de que «la vida era eso que pasa mientras tú te empeñas en hacer otros planes».