Los pecados originales de Pablo Iglesias
Opinión
25 Apr 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Por si vota usted en Madrid, que está en su fascinante (o desconcertante o visceral) campaña -el debate fue el esperpento-, estos recuerdos a vuela pluma sobre los pecados originales de Pablo Iglesias. Vengo de decir que los políticos son casta y que hay que cambiar esa afición por el poder absoluto. Vengo de asegurar que en Podemos no se cobrará más que tres veces el salario mínimo interprofesional. Vengo de reafirmar que jamás aceptaremos dinero de terceros. Vengo de dejar bien claro que siempre tendré mi casa en Vallecas. Nuestro partido no reclamará indemnizaciones por cesantía de cargo público, es más, las revocaremos, aunque yo no lo haya hecho al dejar la Vicepresidencia.
Las hemerotecas son crueles. Vengo de soltar que «¿quién se puede fiar de alguien que compra una casa de 600.000 euros?». Vengo de declarar un patrimonio junto a Irene Montero de más de un millón de euros entre ahorros y bienes inmuebles. En Podemos no existen las purgas. De la foto fundacional de Vista Alegre quedamos Monedero y yo. De la gente con la que, entusiasmados, partimos del 15M, hemos pasado a ponernos en manos de los cuadros del PC, desde Rafa Mayoral a Irene Montero a Enrique Santiago, que es mi abogado.
Nosotros respetamos las primarias. Cualquier afiliado de los círculos puede optar a mi puesto, si recibe los apoyos necesarios. Yo hablé desde mi despacho de vicepresidente como candidato a Madrid, pero era una sugerencia. No me estaba imponiendo como candidato ni de Podemos ni, de paso, de mis antiguos compañeros y ahora rivales de Más Madrid. La candidata de Más Madrid, Mónica García, no tiene razón cuando dice que parecía un macho alfa al autoproclamarme.
Jamás tendremos a imputados en nuestro partido, como hacen los de la casta. Condenados están Echenique e Isa Serra, en primera instancia por agresión a un policía. Condenados ya, no solo imputados. La causa Neurona es persecución, por miedo a nuestra honestidad, saben que nadie nos domestica. La tarjeta del teléfono de Dina me la quedé para protegerla. Podemos es el partido de las mujeres, aunque a mí me guste mucho Mariló Montero, «a la que azotaría hasta hacerla sangrar». Ya dije que sentía «muchísima vergüenza por haber hecho, aunque fuera en un grupo privado, una broma machista imperdonable». Soy el primero que he nacido y me he multiplicado al calor de los focos de las televisiones, como asiduo tertuliano. Pero en Podemos tenemos claro que la prensa está comprada. El camino es nacionalizar los medios y poner comisarios políticos para sanar España.
Nunca hay que morder la mano que te da de comer. Pero, aunque he sido vicepresidente de los españoles, me parece una democracia débil. La ruta para asaltar el cielo pasa por denunciar que no estamos en un sistema fiable, aunque sea irreparable el daño que le hagamos a la reputación del país. «Solo un cretino se sentiría bien con mucho trabajo». Menos mal que, como buen marxista, Pablo Iglesias puede recurrir a Keynes para su expiación: «Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. Y ¿usted qué hace?».