Del fin del «apartheid» al «juneteeth»

Sudáfrica celebró el 17 de junio, el trigésimo aniversario del desmantelamiento legal del apartheid iniciado en 1948. La supresión de la segregación racial que sometió a la mayoría negra a los dictados de la minoría blanca no fue un proceso fácil, pero gracias al pacífico liderazgo del histórico activista Nelson Mandela la transición transcurrió sin demasiada violencia.

Sin embargo, el proceso de integración racial no ha llevado aparejada la solidaridad económica y el fin de las desigualdades sociales, que siguen siendo una asignatura pendiente en un país cuya democracia no ha podido garantizar el acceso a la educación y a la asistencia sanitaria a una gran parte de la población más vulnerable.

Al otro lado del Atlántico y, tras una intensa semana de gira por Europa, el presidente norteamericano, Joe Biden, firmó el decreto que establece el 19 de junio como un festivo nacional en conmemoración de la emancipación o liberación de los afroamericanos esclavizados.

Los norteamericanos han bautizado a este festivo como «juneteeth», palabra que resulta de la fusión del mes de junio y la referencia al siglo XIX, ya que el 19 de junio de 1865 fue cuando el general de la Unión, Gordon Granger anunció el fin de la esclavitud en Galveston, Texas, dos años después de la proclamación realizada por Abraham Lincoln.

Este decreto sanciona el proyecto de ley aprobado por unanimidad por el Senado y por 415 votos a favor y 14 en contra en la Cámara de Representantes que, a su vez, responde al deseo de los políticos de atender las demandas del movimiento de Black lives matter.

Sin embargo, pese a este reconocimiento público y a que se están dando más pasos a favor de una mayor igualdad entre las diversas razas que habitan en Estados Unidos, lo cierto es que, como en Sudáfrica, la desigualdad económica y educativa también lastra a un país que todavía tiene que restañar las heridas de su pasado esclavista.