El futuro de EE.UU.

De repente, cuando todo parecía solucionado en EE.UU. tras descabalgar del poder a Donald Trump, resulta que las dudas retornan bajo diferentes perfiles que siembran nuevas inquietudes. Sucede así que algunos observadores se están volviendo muy pesimistas, al percibir en el horizonte un gran país en riesgo de fragmentación, sobre todo si Trump vuelve a ser candidato en el 2024, con dinero y con sólidos apoyos… ¿Puede ocurrir esto? Nadie lo sabe aún, obviamente, pero el temor está ahí, a la vista.

En cualquier caso, no será fácil que este temor se desvanezca, porque Trump hará todo lo posible para impedirlo y volver a la presidencia. Algo que no es probable, pero tampoco imposible. Y aún hay una opción peor: que logre fragmentar el país.

Es verdad que todo esto equivale a moverse en el ámbito de las meras hipótesis. Paul Krugman, premio Nobel de Economía y columnista de The New York Times, ha calificado de muy positiva la «clara expectativa» de que las cosas están «a punto de mejorar», lo cual desplazaría la actual frustración melancólica, con avances notorios en la lucha contra el covid y el crimen y con una clara mejoría en las cadenas de suministros. Es decir, con la vuelta a la normalidad en una «primavera de alivio», que empezaría a restaurar los horizontes previos a la pandemia. Algo que fortalecería las posiciones del presidente Biden y quizá debilitaría las expectativas de Trump.

Dicho todo esto, cabe señalar que el optimismo no debe ser ciego, porque los riesgos todavía no han sido aventados. Como tampoco lo han sido en Europa. Ni concretamente en España, donde soportamos un panorama político en el que nadie (ningún partido) parece pensar más que en su propio provecho a corto plazo, es decir, en su inmediato futuro electoral. Una señal lamentable porque, como bien dijo Unamuno, «debemos procurar ser más padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado». Algo que quizá perfeccionó el político alemán Willy Brandt cuando aseguró que «el futuro no va a ser dominado por aquellos que están atrapados en el pasado». Una esperanza en la que quizá deberíamos perseverar más, con talento y espíritu solidario.