Galicia: el mayor sumidero de carbono de los suelos forestales de España
Opinión
22 Oct 2021. Actualizado a las 23:20 h.
Dentro del convenio marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1994), el Protocolo de Kioto marcó objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, de obligado cumplimiento para los países industrializados. Entre las políticas adoptadas se reconoce la posibilidad de adquirir derechos adicionales de emisión contabilizando la fijación neta en los sumideros de carbono, biomasa vegetal y suelos. El stock global de carbono en los suelos del mundo ha sido estimado en unos 1.500 petagramos (Pg), unas 3 veces mayor que en la vegetación y aproximadamente el doble que en la atmósfera. En la actualidad se vienen realizando estudios de detalle, a nivel regional o nacional, a fin de calcular con precisión las existencias globales y la posibilidad de incremento por cambio de uso y/o manejo del suelo. En el departamento de Edafología de la USC se ha elaborado el mapa (GIS) de distribución espacial de carbono en los suelos de España peninsular, utilizando una amplia base de datos bajo diferente clima, altitud, litología, cobertura vegetal, tipo de suelo y pH (Calvo de Anta et al., 2020). El stock medio de carbono en el conjunto del territorio está en torno a 4,19 Pg. Los valores más bajos (20-40 toneladas de carbono por hectárea) se localizan en terrenos agrícolas de regiones semiáridas y áridas, y los más elevados en suelos forestales de zonas templado-húmedas, en donde se reconoce una amplia variabilidad, destacando las reservas en los suelos forestales de Galicia (170-250 toneladas de carbono por hectárea) incluso cuando se comparan con las de zonas próximas, bajo el mismo clima, uso del suelo y productividad, por ejemplo los suelos forestales de la Cornisa Cantábrica (100-120 toneladas de carbono por hectárea).
Los suelos de Galicia tienen muy baja fertilidad química, pH ácido (menor a 5,5) y altos contenidos de aluminio soluble a este pH. La denominada «toxicidad por aluminio» es una de las características más generalizables de la baja aptitud agrícola de los suelos de esta región. El encalado o la enmienda orgánica son los tratamientos habituales en los terrenos agrícolas, bien para corregir la acidez y reducir la solubilidad del aluminio, bien para facilitar la formación de complejos materia orgánica-aluminio que conducen también a la retirada del aluminio de la disolución. Este mismo principio es el que explica la presencia natural de compuestos húmicos sólidos, muy estables, en los suelos forestales de Galicia: los árboles aportan materia orgánica secuestrante del aluminio soluble (y mejora de la productividad), y la continua formación de complejos órgano-alumínicos, resistentes a la actividad microbiana degradativa, provoca un aumento paulatino de la fijación de carbono, de manera que más de un 60 % del carbono almacenado en estos suelos se encuentra en forma de especies escasamente biodegradables (con edades superiores a 6.000 años de antigüedad), lo que contrasta con lo observado en otras regiones del entorno, cuyos suelos neutros o calcáreos no acumulan, sino que facilitan la mineralización de los restos orgánicos. En estas regiones la mayor parte del carbono del suelo es de aporte reciente, lábil o fácilmente biodegradable. Y de ahí, el mayor o menor stock de carbono presente en ambos escenarios.
Las existencias de carbono en la biomasa arbórea de España peninsular ha sido valorada en unos 412 millones de toneladas. Galicia (con 60 millones de toneladas de carbono) sigue muy de cerca a Castilla y León (con 70), dato muy relevante teniendo en cuenta que esta última es la comunidad autónoma con mayor extensión de superficie forestal y Galicia ocupa el séptimo lugar. La fijación de carbono en la biomasa forestal gallega supone una contribución próxima al 15 % respecto al total de carbono en la biomasa forestal de la España peninsular. En todas las regiones el carbono de los suelos forestales es 3-4 veces superior al almacenado en la biomasa. La reserva total en los suelos forestales de Galicia está en torno a 400 millones de toneladas de carbono, con mucho, la mayor entre el conjunto de las autonomías (supone una contribución próxima al 18,5 % respecto al total de carbono en los suelos de España).
Los resultados obtenidos en este estudio ponen en evidencia el importante papel de los sistemas forestales de Galicia como sumideros de carbono y la importancia de preservar o mejorar las condiciones del medio a fin de no perturbar el delicado equilibrio de la ecuación sumidero-fuente.