Industria naval gallega: renovarse o morir
Opinión
03 Nov 2021. Actualizado a las 05:00 h.
La industria naval es un sector clave para Galicia y para España debido que ejerce de cadena tractora de la economía por su alto impacto en el empleo (3.800 millones de euros y más de 70.000 trabajadores en todo el país), además de ser un pilar fundamental a nivel estatal para el desarrollo de otras actividades: transporte de mercancías (el 90 % del comercio mundial se mueve en buques) y aprovechamiento de recursos de origen marino y turismo, entre otras, pero que, debido a ciertas variables muchas veces incontrolables (variación del coste del acero, precio del petróleo…), sufre fluctuaciones muy importantes en lo que a carga de trabajo de nuestros astilleros y empresas auxiliares se refiere, hecho que ha obligado a muchos astilleros a reducir plantillas con el objetivo de hacerlos más productivos. Incluso, pasando muchas dificultades para no echar el cierre (véase la problemática financiera actual de uno de los mayores astilleros privados de Galicia como es Hijos de J. Barreras, o la liquidación en el 2019 de factorías Vulcano). A esto se ha sumado una pandemia mundial que ha afectado también a la industria naval.
En el contexto actual, con la globalización de la industria naval como punto de partida, la incertidumbre de un mercado cambiante como el de la construcción naval, y, sobre todo, la tendencia a nivel mundial de una apuesta obligada por las economías sostenibles donde el compromiso medioambiental está jugando un papel fundamental, tanto los astilleros como las empresas relacionadas con dicho sector deben ¡renovarse!
Dicha renovación pasará en los próximos años por una apuesta firme por la formación y capacitación de profesionales altamente cualificados, la mejora de los procesos de producción más eficientes, intensivos en tecnología y comprometidos medioambientalmente, la incorporación de las herramientas digitales como una oportunidad para obtener nuevas ventajas competitivas, y la diversificación de la actividad, aprovechando las crecientes oportunidades que ofrecen las energías renovables.
En este sentido, los astilleros de Navantia situados en Galicia han firmado hace escasas fechas otro contrato con Iberdrola (el mayor contrato de eólica marina de su historia).
Hay que apuntar también que Navantia, Siemens y Pymar han puesto cifras a su plan para digitalizar el sector naval español (centro de referencia en Ferrol), cuya aspiración es generar 1.700 empleos, capacitando a 30.000 trabajadores (un 6 % de aumento en la cifra de negocio de la industria naval).
Jugarán un papel determinante los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), los cuales son financiados por los fondos europeos procedentes del instrumento Next Generation EU, y cuyo objetivo será reforzar proyectos que contribuyan a impulsar la economía española.
Si analizamos el contexto estratégico, vemos que las renovables están en el primer plano de la agenda nacional y solo hay que ver las veces que se menciona «renovables» en documentos como el España 2050 (86 veces), España Puede (19 veces), Agenda 2030 (22 veces) o el Plan España Digital (dos veces); sumando todas ellas, las renovables se mencionan 129 veces, frente a por ejemplo 93 «turismo» o una sola vez «defensa».
Lo que indica que, aprovechando los fondos europeos, los astilleros y las empresas auxiliares del sector naval han de subirse al carro de las renovables diversificando su negocio, pues dicha diversificación reducirá riesgos financieros y abrirá las puertas a un nuevo mercado, permitiendo con ello ofrecer nuevos productos, estableciendo lazos con otras corporaciones y generando sinergias que darán como resultado un funcionamiento más eficiente del conjunto.