Sánchez tiene Presupuestos, ¿y legislatura?

Pedro Sánchez se apuntó este martes una victoria rotunda. Tendrá Presupuestos Generales del Estado por segunda vez desde que entró en la Moncloa tras la moción de censura del 2018 y despeja el temor a un desplante parlamentario que mine su credibilidad en Bruselas en plena espera de la lluvia de millones que deben aliviar la crisis poscovid.

Las cuentas, muy criticadas por la oposición, serán buenas o malas en función de su ejecución, que casi siempre dista mucho de lo que en realidad se anuncia. Solo está claro por el momento el pago de las facturas a los independentistas. ERC y Bildu se han cobrado ya sus respectivos votos (13 y 5, respectivamente), aunque en el caso de los vascos queda por ver si hay recargo en forma de liberación de los presos etarras, como vendió Arnaldo Otegi.

Tampoco ofrecen demasiadas garantías los ingresos, con los precios de la energía desbocados y las previsiones de crecimiento hasta dos puntos por debajo de lo previsto en el cuadro macroeconómico.

El acuerdo con Esquerra y Bildu libera además a Sánchez de la dependencia del PNV, cuyos votos pierden valor, aunque, a buen seguro, también le proporcionarán el pellizco que, otro año más, se le niega al BNG en forma de más inversiones en Galicia y el apoyo a empresas estratégicas como Alcoa.

De rebote, Sánchez espanta el temor a un adelanto electoral que auguraban la semana pasada Pablo Iglesias e Iván Redondo. La legislatura durará hasta que él quiera, aunque el ruido en las calles no para de crecer.