Confianza en las instituciones
Opinión
14 Jan 2022. Actualizado a las 08:44 h.
Cada año se efectúan cinco o seis estudios sobre la salud del entramado institucional español. El último es de Metroscopia, la empresa que dirige el catedrático José Juan Toharia y cuyos resultados me acaba de remitir. El trabajo consistió en preguntar a un millar de personas, elegidas aleatoriamente, por su confianza en ocho instituciones —la Corona, el Gobierno, las fuerzas armadas, el Parlamento, las comunidades autónomas, los tribunales de Justicia, los medios de comunicación y los partidos políticos— y compararla con los datos del 2013.
La primera conclusión visual es que esa confianza subió en todas, salvo en los medios de comunicación, que se dan un batacazo. La segunda, que solo tres (las fuerzas armadas, que son con diferencia las más valoradas, las comunidades autónomas y la Corona) superan el 50 por ciento de aceptación. La tercera es que el nivel de confianza institucional es manifiestamente mejorable. Y la cuarta es que, recordados los datos del 2013, impresiona lo poco que entonces se confiaba en la Corona (un 39 %), en el Parlamento (20 %), en el Gobierno (17 %) y en los partidos políticos (11 %).
Probablemente, el dato de la Corona resultó decisivo para la abdicación del rey Juan Carlos. Fue en la primavera de ese año cuando le comunicó su propósito al jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno. Que ahora confíe en la Corona el 56 por ciento tiene que ser un mérito de Felipe VI, porque la institución en sí ha sido vapuleada por todas partes: por las actividades de don Juan Carlos que investigan la Fiscalía y la Agencia Tributaria, por la actividad propagandística del movimiento republicano y por el rechazo de la población joven, que no acaba de entender por qué el jefe del Estado no es elegido en este país. Ganar casi 20 puntos de confianza en esas condiciones es un mérito que no se puede negar.
En el capítulo de perdedores hay que apuntar los medios de comunicación y los partidos. De estos no digo nada, porque todo está dicho en otras encuestas. En esta, la confianza pasa de un ínfimo 11 por ciento en el 2013 a un pobre 18 por ciento en enero del 2022. Pero está muy escrito: los partidos están vistos como un problema, cuando debieran ser una solución.
Sí tengo que decir algo de los medios. En ellos confiaba el 57 % de los ciudadanos en el 2013. Hoy la caída es muy dolorosa: solo confía el 43 %. Pasaron de ser el segundo motor de la democracia y la representación de la exigencia social de ética y transparencia a ser mirados con recelo. He ahí un serio motivo de reflexión, porque una democracia con medios informativos que no inspiran suficiente confianza es una democracia incompleta. Quizá sea el precio que se está pagando por las fake news, cuyo desprestigio contagia a todo lo que sea información, por los contenidos basura o el partidismo en los contenidos. Pero es un precio que paga injustamente todo el sector.