La Voz de Galicia

Adjetivación tópica

Opinión

Francisco Ríos

26 Mar 2022. Actualizado a las 05:00 h.

El chileno Vicente Huidobro recomendaba en Arte poética: «Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; / El adjetivo, cuando no da vida, mata». Quienes escriben sin demasiada capacidad para hacerlo convierten el adjetivo en arma homicida de sus propios textos cuando construyen estos a base de clichés, de asociaciones de ciertos sustantivos con unos adjetivos que se adhieren a ellos como parásitos a sus huéspedes.

Los momentos en que cuesta actuar con espontaneidad son propicios para la adjetivación tópica. Así, una viuda reciente era hasta hace poco la desconsolada esposa del finado, a la que le transmitíamos nuestro más sentido pésame por la irreparable pérdida —a veces pérdida irreparable— del difunto, que al menos, según las esquelas, había fallecido confortado con los auxilios espirituales, aunque el óbito fuese tan repentino que no hubiese posibilidad de socorrer su alma en tan duro trance. Como el causado por un violento choque de automóviles sobre el que la Guardia Civil de Tráfico instruye las correspondientes diligencias. Si el pobre hombre solo hubiese quedado herido, habríamos podido transmitirle nuestros más fervientes deseos de una pronta recuperación, aunque el parte médico diese sobrados motivos para que tuviésemos sombríos presagios sobre un fatal desenlace.

Tras la pertinaz sequía, en algunos lugares ha llegado el preciado líquido, aunque en forma de lluvias torrenciales, fiel reflejo de un cambio climático que amenaza con una auténtica catástrofe. Aunque para desastres, las catástrofes humanitarias, de las que dan fe las escenas vívidas que las televisiones emiten en bucle.

Aunque para aflicción, la que nos genera la política doméstica, antes nacional o española, con varios asuntos de palpitante actualidad. Durante varios días se esperó que, pese a su apretada agenda, el presidente diese cumplida cuenta e información puntual sobre su gira energética europea, su giro en política magrebí, que ha sembrado el desconcierto, y de sus planes para bajar los precios. Parece que este hombre va a dejarnos un legado imperecedero a los españoles y españolas. La adjetivación tópica es hoy unos de los elementos que más contribuyen a construir mensajes hueros e insulsos, en los que los lugares comunes llenan el espacio que deberían ocupar textos y parlamentos enjundiosos y atractivos. ¡Vaya por Dios!


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