El peligro de la medicina alternativa
Opinión
05 Apr 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Miguel de Unamuno decía que la ciencia nos enseña a someter nuestra razón a la verdad y a conocer y juzgar las cosas tal como son, es decir, como ellas mismas eligen ser y no como quisiéramos que fueran. Bajo ese precepto, y en el marco del Día Mundial de la Salud, desde la profesión médica queremos invitar a la reflexión sobre uno de los riesgos que la amenazan: las alternativas a la medicina.
Existen peligros que, como hemos comprobado con la pandemia por el virus SARS-CoV-2, amenazan la salud individual y colectiva, son en cierta medida imprevisibles y suponen un desafío para toda la humanidad. Y otros muchos que están por venir a los que tendremos que hacer frente con una poderosa herramienta: el método científico, que es el conjunto de pasos ordenados que se emplean para adquirir nuevos conocimientos, apoyados en otras disciplinas, y su aplicación en este caso a la atención médica.
Las pseudoterapias y «otras alternativas a la medicina» deben combatirse trabajando unidos profesionales y autoridades sanitarias, como refleja el documento de la Asociación Médica Mundial, que insta a la Administración a que mejore la normativa vigente, con una regulación más rigurosa y adaptada al contexto actual de infodemia generalizada y a la proliferación del intrusismo, que encuentra un campo abonado por condenas demasiado benévolas que facilitan la alta tasa de reincidencias.
Los colegios profesionales, universidades, sociedades científicas, asociaciones de pacientes, ministerios de Sanidad y de Ciencia e Innovación y medios de comunicación tenemos que promover campañas de concienciación pública sobre el riesgo de prácticas y técnicas pseudocientíficas, cuyo uso puede llevar al abandono de terapias efectivas, retrasos y pérdidas de oportunidad, perjuicios económicos, traumas físicos y psicológicos, e incluso generar un daño grave e irreversible. Situaciones tanto más lesivas en los casos relacionados con enfermedades oncológicas, neurodegenerativas o psiquiátricas, por la especial vulnerabilidad de los pacientes y su entorno familiar y social.
Desde el Consejo General de Médicos y su Observatorio contra las pseudociencias y pseudoterapias queremos recordar a los ciudadanos la necesidad de acudir a fuentes de información acreditadas, verificadas y avaladas por la comunidad científica, evitando dar crédito, compartir y difundir la que no emane de las mismas, contribuyendo así a que les sigamos proporcionando una atención segura, de calidad y basada en la mejor evidencia clínica disponible en cada momento; y no en alternativas tan milagrosas como arriesgadas e inseguras.
El código de deontología médica recoge que no son éticas las prácticas inspiradas en el charlatanismo, procedimientos ilusorios, simulación de tratamientos o uso de productos de composición no conocida, y los profesionales podemos ser sancionados en nuestros colegios si no seguimos estas normas. Además, tenemos la responsabilidad de informar a los pacientes sobre las opciones terapéuticas disponibles, su efectividad y riesgos, para que estos puedan participar, con fundamento, en la toma de decisiones sobre su proceso.
Y termino con un mensaje para este día: comprueba la identidad, titulación, especialidad y habilitación profesional de quien va a ocuparse de tu salud en la consulta pública de colegiados médicos.