La Voz de Galicia

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Opinión

Ramón Pernas

21 May 2022. Actualizado a las 05:00 h.

Es difícil contar Galicia y diferenciarse del pulido discurso de Núñez Feijoo mil veces reiterado durante cuatro legislaturas. El nuevo relato de Alfonso Rueda, por fuerza, va a parecerse mucho al viejo relato del expresidente, pero sin la oportunidad zalamera y eficaz de Feijoo que, siguiendo los consejos de su predecesor Manuel Fraga, recorrió pueblo a pueblo toda la geografía gallega con las botas de siete leguas y contó Galicia más allá del telón de grelos, con marcado y orgulloso acento gallego.

 

 

Rueda tendrá que ser tan «previsible» como su antecesor, pero su narrativa, por fuerza, debe integrar a una Galicia moderna más allá de los estandartes de Sanxenxo y Baiona.

Por fuerza habrá que reformatear el «ailalelo», y dar una vuelta de tuerca a la propuesta tanxugueira; asumir que el país no es, ni quiere ser, un geriátrico, una especie de Florida con clima menos amable, para los jubilados. Deberá explicar que el turismo deseable no es solo el andarín y mochilero de los caminos de Santiago, ni el paraíso gastronómico de mariscos al peso y pimientos de padrón servidos en mesas con manteles de papel, ni que el cocido es un invento de Lalín.

 

Habrá que poner fecha reductora a las listas de espera en la sanidad, intentar completar las infraestructuras interiores, hacer que crezca nuestra autoestima, potenciar los nacimientos que aminoren nuestra desequilibrada política demográfica y, en suma, contar Galicia, desde un planteamiento cercano y utópicamente posible, y que, además, resulte probable. Es un reto para Alfonso Rueda que tendrá que construir su imagen publica, evitando obviedades dialécticas en un múltiple vis a vis con todos los gallegos. Tiene dos años para hacerlo, para realizar un esfuerzo titánico que será capaz de llevar a buen termino.

Feijoo subyugó con su discurso a los votantes que en cuatro ocasiones le dieron la mayoría absoluta, y le dejó a Rueda el listón presidencialista muy alto. Galicia no es un eslogan para los veranos ni una campaña publicitaria en los años santos prorrogados, y por mucho que se insista en la Mariña la única catedral no es una playa sino la seo obispal de Mondoñedo. Suerte, avante toda y que el viento venga de popa, presidente Rueda.


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