La Voz de Galicia

Vámonos a Marte

Opinión

Ernesto S. Pombo

04 Jul 2022. Actualizado a las 08:32 h.

Si el nuevo orden mundial es el que se deduce de la cumbre de la OTAN madrileña, lo mejor es que vayamos pidiendo asilo en Marte. Por aquello de que nos ofrece más seguridad. Porque aquí la situación no se aventura nada favorable y nos espera más tensión, más armamento, más gasto, más despliegue militar, más conflictos, más radicalidad y más choques. Todo parece ir a peor.

 

Ya no es solo Rusia, que se entiende como una «amenaza directa». Ahora también se sitúa en el objetivo a China, que pasa a ser un «desafío sistémico» porque «busca erosionar el orden internacional». Y como estos desafíos tienen siempre una respuesta, los rusos se apresuraron a decir que responderán de «manera simétrica», tras acusar a la organización de levantar un nuevo telón de acero; mientras los chinos dicen haber tomado nota de lo que se avecina.

Y lo que se nos avecina no resulta nada tranquilizador. Para los líderes participantes en la cena de El Prado, estamos en un «momento crítico» de la política internacional, tanto que el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, precisó que la «relación con Rusia está en el peor momento desde la II Guerra Mundial».

Llevamos décadas, con escaso éxito por lo visto, construyendo una concordia mundial que, tras los acuerdos de Madrid, amenaza con saltar en pedazos. Cierto que la acción del descerebrado ruso contribuye a ello. Pero la OTAN sale de la cumbre; que eso sí, nos quedó preciosa, con un lenguaje bélico y amenazante impropio de estos tiempos. Estamos ante una carrera para subir la apuesta. A la amenaza de unos sigue la intimidación de los otros. Parece como si nos estuviesen preparando para una contienda de consecuencias catastróficas.

Regresamos a los bloques. Rusia y China por un lado y EE.UU. y sus fieles por el otro. Porque el ganador de esta cumbre ha sido Joe Biden, que logra el consenso y respaldo para mantener un clima de confrontación que desconocemos a dónde nos puede llevar. Queda con las manos libres.

Las consecuencias de la reunión madrileña las comenzaremos a vivir a partir de ahora. En lo militar, en lo económico, en la seguridad y en las libertades individuales.

Nos lo acaban de decir. Alto y claro. Y el que avisa no es traidor. Así que lo que nos queda es huir lo más lejos posible de esta insensatez.

Marte es un buen destino.


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