Ucrania: nueva estrategia ofensiva
Opinión
31 Aug 2022. Actualizado a las 05:00 h.
En la actualidad, la guerra en Ucrania se extiende por cerca de 1.400 kilómetros que se dividen en tres frentes: el frente norte en torno a la provincia de Járkov, donde se libran bombardeos rusos frente a contraataques ucranianos; el frente centro ubicado en las fronteras occidentales de la región de Dombás, que incluye las provincias de Lugansk y Donetsk, con una cruel guerra estática y de desgaste; y el frente sur que se despliega por las provincias de Jersón y Zaporiyia, donde las fuerzas ucranianas efectúan contraataques en tanto que las fuerzas rusas adoptan una actitud defensiva.
Es un hecho objetivo que la supervivencia de Ucrania no depende tanto del control ruso de parte de su territorio como, fundamentalmente, del tiempo que dure la guerra, ya que cuanto más se alargue el conflicto más dificultades y más dependencia exterior tendrá el país. Por ello, desde hace mes y medio el cambio más significativo de la guerra ha sido la nueva actitud tomada por Ucrania. Tras seis meses de guerra, ha pasado de adoptar una posición defensiva a apostar por un enfrentamiento más ofensivo contra el invasor.
A nivel operacional, este cambio se ha materializado, principalmente, en el frente sur. En julio, con los graves daños ocasionados al puente de Antonivka, que cruza el río Dniéper, principal vía de abastecimiento de las tropas rusas desplegadas en Jersón. En agosto, con el ataque a la base aérea de Soki, en Crimea, destruyendo cerca de una decena de aviones de combate rusos Su-24 y Su-30, un depósito de armamento y munición cerca de Jersón, varias baterías antiaéreas S-300 empleadas por los rusos para atacar Mykolaiv, y con el ataque de un dron al cuartel general de la flota rusa en Sebastopol.
Esta nueva estrategia responde a cuatro importantes razones. En primer lugar, el frente de Dombás está estático y sin previsión de ningún avance. En segundo lugar, para Ucrania es vital mantener su costa del mar Negro. En tercer lugar, el frente que abarca la provincia de Jersón es el más alejado del territorio ruso y el que exige mayor esfuerzo para el redespliegue de fuerzas y para el abastecimiento de las mismas. Y en cuarto lugar se aborta la pretendida rusificación de la provincia de Jersón por parte de las tropas ocupantes. Las acciones bélicas ucranianas en Crimea suponen un golpe de efecto moral y operacional que afecta muy negativamente a la estrategia rusa.
El final de la guerra está lejos, ya que las posiciones de ambos bandos están muy enfrentadas. Mientras Zelenski quiere recuperar todo el territorio bajo el control de Rusia, Putin no quiere perder ninguna de las zonas ocupadas, incluidas Crimea y Dombás. Los dos presidentes, por diferentes motivos, están operando con apuestas de máximos. En estas condiciones no será nada fácil que la guerra termine antes del final de este año.