La Voz de Galicia

Me insultas tú, y tú y tú...

Opinión

Erika Jaráiz Gulías Profesora del departamento de Ciencia Política y Sociología de la USC. Coordinadora del Máster en Tecnologías en Márketing y Comunicación Política

08 Sep 2022. Actualizado a las 05:00 h.

La comparecencia del presidente del Gobierno en el Senado y su enfrentamiento con Feijoo superó todas las expectativas previstas, incluso las de los que habíamos avanzado el comienzo de la campaña electoral y la dureza con la que Feijoo aborda las contiendas electorales.

 

Feijoo lanzó la campaña, pero su reto a Sánchez se produjo a destiempo, pensando que no recogería el guante, y mucho menos que respondería con un guantazo. Ahora en el PP ya están seguros de ello, y, por eso, el día después el aparato popular se esfuerza en mostrar la desigualdad de tiempo en la que se ha producido la confrontación, sabedores de que el candidato se equivocó de escenario; y Feijoo, tras el revés de ayer, busca sostener su perfil ganador afirmando que «si las elecciones se celebrasen hoy, las ganaría».

La comparecencia de Sánchez ha institucionalizado un escenario para el encuentro con el líder de la oposición; mediáticamente ya no serán lo que fueron hasta ahora, sino que se transformarán en el debate periódico entre los candidatos, tal y como esperaba Feijoo, aunque el primer encuentro de este curso no haya producido el efecto deseado. Lo cierto es que el Senado ganará protagonismo, pero los senadores lo perderán.

Ahora toca reconducir la estrategia, y ahí aparecen las primeras dudas de los populares. Feijoo necesita una ruta, no puede querer llegar a la Moncloa refiriendo solo experiencia y victimismo, tiene que empezar a marcar su diferencia con la propuesta de los socialistas para el futuro de este país. Pero ahí el PP tiene que amarrar la singularidad de Ayuso y asumir que, en un momento de crisis como este, la mayoría de las soluciones son comunes a Europa, y puede encontrarse con que cada vez que plantea una alternativa al Gobierno se la está planteando a Europa.

Es en esa crisis común, que proviene de la guerra en Ucrania, donde la presidencia de turno de la Unión Europea se puede convertir en un refuerzo para Sánchez y para sus propuestas, en dos sentidos: primero, porque, tras el período crítico que le ha tocado gobernar, Sánchez puede terminar exhibiendo más experiencia de gobierno en seis años que Feijoo en trece, y entonces el recurso a la experiencia que tanto gusta al popular será absolutamente inútil; y segundo, porque la única experiencia que puede aportar Feijoo es la de un gobierno autonómico con mayoría absoluta, muy alejada de lo que encontrará el próximo presidente, un Parlamento dividido en una España polarizada y con necesidad de acuerdos. En ese terreno, la experiencia de Feijoo es nula.

El segundo recurso táctico de Feijoo, el de la victimización, es, por recurrente, insostenible, y el PP lo sabe. O Feijoo tiene la piel muy fina, o siente demasiadas veces la necesidad de refugiarse en el victimismo, en el «me insultas tú, y tú, y tú y solamente tú», que aunque le pongas música, suena a débil.


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