Podemos y los empresarios
Opinión
30 Jan 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Dice el profesor Rivera que la estrategia, a diferencia de la ideología, no depende de la posición que ocupas en el eje izquierda-derecha, sino de hacia dónde miras desde la posición que ocupas. La aparición de partidos de carácter centrífugo ha provocado incluso que los partidos más cercanos al centro adopten estrategias y discursos igualmente centrífugos: el PP tratando de recuperar los votantes que se le escapaban a Vox, y el PSOE a los que se le iban a Unidas Podemos.
Estábamos acostumbrados a que al rey no se le tocaba, la izquierda no se metía con los empresarios y la derecha hacía lo propio con los sindicatos, incluso el mundo de la comunicación era intocable, la libertad de prensa lo amparaba todo y, por lo que me toca, la libertad de cátedra también.
Y, de repente, todo cambió, no hay programa de televisión en el que no se hable del rey emérito, como si sus pecados fueran nuevos, los jueces entran de lleno en la política con impunidad, y Podemos se lanza a una campaña directa contra los empresarios. Como la emprendida contra Juan Roig, que es indignante. Personalizar al adversario como enemigo es el principio de aquello que llamamos lenguaje de odio, pero, sobre todo, es nuevo; manifestarse contra Ayuso en la Universidad es indignante, pero eso ya le pasó a muchos políticos y nunca se montó tanto alboroto; y que se trate al rey emérito como se le trata, pues no es tan indignante porque ya lo tenemos normalizado.
La personalización del empresario como adversario es nueva. Siempre los envidiamos, siempre tuvimos hacia ellos un cierto resentimiento, pero también admiración, la que se profesa a los que han conseguido algo extraordinario. Podíamos hablar de la patronal, de los empresarios en sentido genérico, pero no de un empresario concreto; esto es un cambio en la semántica y en la acción política.
Pero también hay que tener en cuenta que esto se produce en el momento de mayor carestía de los productos básicos para la generación del 15-M, para los indignados, para los que han sido lanzados de una crisis a la siguiente, la primera provocada por la banca y la segunda acompañada del enriquecimiento de sectores como el energético o el de la alimentación.
Los indignados cambiaron de página la lectura política de España, no se sintieron vinculados a la Constitución, tienen otra visión del rey y de la monarquía, echaron un pulso a los políticos viejos, y también ahora, a los empresarios.
No defiendo este camino, como tampoco defiendo otros, pero representan a ciudadanos como yo, y hablan para ellos, expresan lo que ellos sienten. El problema es hacia dónde miran ahora los partidos centrípetos, si rebajan el tono o lo azuzan, que de eso va la estrategia.