La Voz de Galicia

La excusa perfecta para frenar la subida de tipos

Opinión

Javier Santacruz Cano Lecturer in Economics

15 Mar 2023. Actualizado a las 05:00 h.

La quiebra de los bancos Silicon Valley y Signature poco o nada tiene que ver con la estabilidad financiera y la política monetaria. Es una consecuencia más del cambio profundo que se está produciendo en las entrañas de los gigantes tecnológicos nacidos en las últimas dos décadas, los cuales el año pasado ya tuvieron un primer momento complejo por la profunda corrección que sufrieron en bolsa: más de un 30 % frente a una caída promedio del 20 % de los principales índices de la bolsa americana.

 

Dejando a un lado Amazon y Apple, por sus componentes de negocio físico, la mayoría de las big tech y el ecosistema tecnológico americano han sufrido un correctivo muy importante que afecta a toda su cadena de valor, incluyendo las entidades financieras creadas para fines operativos concretos, sobre todo sirviendo como caja para inversores en capital riesgo y otras modalidades muy relacionadas con la financiación de los proyectos tecnológicos.

Una vez teniendo presente el contexto, el siguiente punto a analizar en esta crisis es por qué se ha producido la quiebra, y más aún teniendo en cuenta que las entidades tenían más depósitos que créditos concedidos. En este caso (pero también en la mayor parte de los órdenes de la banca), no es útil tener una reserva del 100 % de los depósitos, ya que, en función de la propia naturaleza de estos, de quiénes son sus impositores y qué peso tienen sobre el balance del banco, puede suceder lo que ha sucedido. Una retirada de unos pocos depositantes cuya cuota es muy relevante es más que suficiente para causar temores que se han expandido por todo el sistema. Obviamente, el seguro de depósitos está actuando, incluso extralimitándose de su mandato debido a que el volumen de dinero por depositante es superior al límite actual del seguro.

A ello se añade una gestión del activo con el único objeto de tener entidades con fondos muy líquidos, invirtiendo los depósitos en bonos del Tesoro americano. Algo que dista mucho del modelo de negocio de una banca comercial cualquiera, donde el grueso de su activo está formado por su cartera crediticia. Por estas y por otras razones más específicas, estos hechos no solo no se parecen a pasadas crisis financieras, sino que tal y como se ha magnificado lleva a pensar que Silicon y Signature constituyen una coartada perfecta para frenar por todos los medios más subidas de tipos de interés en EE.UU. Muchos sectores altamente endeudados pelean por frenar la subida de tipos, incluso agitando el fantasma de la recesión para que se empiece a hablar de bajar tipos.

Es probable que la FED frene, aunque sea tácticamente, en la próxima reunión de política monetaria. Pero como la inflación no se embride (cosa que aún hoy es complicada debido al efecto inflacionista que tiene la política fiscal expansiva a ambos lados del Atlántico), Powell tendrá que volver a subir los tipos en mes y medio. Guste o no guste al mercado. Esto no es una cuestión de capricho. La economía americana requiere de unos tipos superiores al 5,5 % para estabilizar su cuadro macroeconómico.


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