La Voz de Galicia

Mirada larga

Opinión

José Ramón Amor Pan

09 Jun 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Nos preocupamos por lo inmediato y cercano, nuestros problemas personales y los que vemos a nuestro alrededor son lo prioritario, lo sustancial. Nada que objetar, lo llevamos inscrito en nuestra naturaleza: la tribu es nuestra fortaleza, nuestra salvaguarda. Poco a poco, sin embargo, el desarrollo cultural ha llevado a los seres humanos a preocuparse también por los otros, por los que no forman parte de la tribu, incluso por los lejanos con quienes nunca vamos a relacionarnos personalmente. Este es el fundamento de la ética, su carácter universal.

 

Viene todo esto a cuenta de lo que está sucediendo en Nicaragua. Queda lejos, es un país pequeño, nosotros tenemos la guerra de Ucrania relativamente cerca… pero la indiferencia nunca es una respuesta ética. La despótica actuación de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, hunde en el colapso moral y político más absoluto al régimen sandinista y supera incluso —que ya es decir— a la dictadura de Somoza contra la cual luchó (y venció) el Frente Sandinista en los años 70. En una nueva vuelta de tuerca, para terminar de intimidar y desarbolar cualquier atisbo de oposición a su desorden democrático, acaba de congelar las cuentas bancarias de varias instituciones católicas. La comunidad internacional tiene que reaccionar ya con contundencia; no es suficiente con otorgar a la poeta nicaragüense Gioconda Belli, represaliada y exiliada en España, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.


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