La Voz de Galicia

Bildu, el problema que nos viene

Opinión

Fernando Hidalgo
El coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi, durante un acto electoral, este martes

12 Jul 2023. Actualizado a las 09:21 h.

«Se ha iniciado un cambio de ciclo político en nuestro país. Un cambio de ciclo que debe conducir en primer lugar a construir una sociedad diferente; en segundo lugar, a recuperar la soberanía; y, en tercer lugar, a recuperar y a construir la república vasca de iguales. Gora Euskal Herria askatuta». Este es el final de un discurso de Arnaldo Otegi hace apenas unos días y que prueba que se ha abierto un nuevo escenario sobre la política española.

EH Bildu, a día de hoy, no es ningún outsider en el País Vasco ni en España. En las elecciones municipales del 28 de mayo se quedó a 25.000 votos del PNV, a solo dos puntos porcentuales de los nacionalistas moderados. Además, la formación radical se impuso en votos en Guipúzcoa y, lo que es más sorprendente, también en Álava. Todo esto quiere decir que es algo más que una amenaza para la tradicional hegemonía del PNV y que, por tanto, comienza a asumir el papel de alternativa de gobierno al partido de Urkullu y Ortuzar. Y sin olvidarnos de que está muy bien representado en la comunidad navarra.

Y esto es un grave problema para España y su gobernabilidad. Primero, porque significa que el soberanismo está más fuerte que nunca en el País Vasco. Segundo, porque si bien es cierto que EH Bildu es un grupo político perfectamente legal, no lo es menos que sigue padeciendo de ciertos tics de los tiempos en los que ETA todavía estaba activa: véanse los ongi etorris y la ausencia de condena del terrorismo, a pesar de los años que han pasado desde su abandono de las armas.

Las necesidades del PSOE de Sánchez han dado protagonismo a los de Arnaldo Otegi, a los que no solo es que hayan blanqueado, sino que los han convertido en actores principales de la política española. Ello, unido al desgaste del PNV y a la bajada de los socialistas vascos más la de Podemos, coloca a Bildu muy cerca de ser el primer partido en su comunidad. De hecho, algunas de las últimas encuestas le están dando a Bildu más diputados que al Partido Nacionalista Vasco.

¿Y cómo se torea este toro? Es fácil pensar que si Feijoo gobierna en compañía de Abascal, la conflictividad con el País Vasco se incrementará exponencialmente. Incluso aunque gobierne solo el PP, a pesar de sus buenas relaciones con el lendakari.

Otra cosa es si Sánchez logra el milagro de la remontada. ¿Cuál sería entonces su actitud para con Bildu. Durante la campaña ha marcado distancias y ha puesto el énfasis en que el PSOE nunca tuvo un acuerdo de Gobierno con ellos. Pero también es cierto que ha manifestado que cuando lo necesita busca los votos hasta «debajo de las piedras».

La estrategia de Sánchez en Cataluña dio buenos resultados para el constitucionalismo, debates éticos a un lado (indultos y eliminación del delito de sedición) y malos para el independentismo. Pero en Euskadi es otra cosa. Si bien apaciguó a los catalanes, ha puesto una alfombra roja a los vascos.

Y es que es difícil gobernar cuando tienes tantas vías de agua que achicar.


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