¡Esto es todo, amigos!

El resultado electoral no dejó lugar a dudas, el PP no obtuvo la mayoría evidentemente «suficiente», que esperaba, para gobernar, ni siquiera un resultado que le permitiera gobernar con Vox, como ansiaba Abascal, y Feijoo había planificado como última opción; el gobierno de derechas, de las derechas, las variadas opciones de derogación del sanchismo se habían estrellado con la ciudadanía española.

Todo el alarde comunicativo de programas televisivos y radiofónicos de mucha audiencia, el autoproclamado prestigio de los directores de empresas demoscópicas, y con ellos todas las burlas sobre Tezanos, la gran fake mediática construida durante todo este tiempo, la que todos nos llegamos a creer, se diluyó de repente.

Nunca las muecas fueron tan forzadas, nunca un baile tan desganado (menos Pons, que parece que estaba a otra), nunca a la de rojo se le notó tanto, y nunca la estrella brilló tan poco; y cuando parecía que solo quedaba pronunciar el That´s all, folks… Feijoo se autopropuso como presidenciable, y todo comenzó a girar de nuevo.

Los directores de esos programas televisivos daban la «enhorabuena al perdedor» y lo echaban en manos de Puigdemont para construir el relato de la repetición electoral o del nuevo Gobierno ilegítimo, que cada uno habla para su target y come de su target, como si la construcción de los sujetos de estas elecciones fuera nuevo.

¿Pero no habíamos quedado en que Sánchez había gobernado estos cuatro años con los nacionalistas, los separatistas, los terroristas, los okupas, las «suelta violadores», etcétera?; ¿no habíamos acuñado lo del Gobierno Frankenstein para aunar en un solo sujeto toda esa amalgama de españoles?; pues esos son los que han ganado las elecciones; ese sujeto creado como una fake peyorativa y perversa ha tenido el respaldo plural de millones de españoles y españolas en esta política polarizada que entre todos hemos creado.

No me gusta, hay muchos y muchas que no me gustan, en un lado y en el otro, lo he dicho muchas veces, pero son España; son esa España plural, diversa, que no puede ser marginada porque es tan legítima como la otra. Por eso va a haber Gobierno, porque rotos todos los consensos de la transición, por unos y por otros, la España plural es mayoritaria sobre la España uniforme, y cada vez lo será más.

Si lo ocurrido en Cataluña en la última década y media, o el ascenso de Bildu en Euskadi, no nos hace pensar que tiene que haber otro modo para construir esto, es que no entendemos nada, o simplemente, es que solo nos interesa el relato desde la táctica, con el único objeto de conseguir más polarización, más votos, más audiencias, más lectores, pero no para construir una mejor sociedad.

Y no me vengan con el «como no tengo mayoría, que se retiren los otros y me dejen gobernar»; en el sistema parlamentario gobierna el que consigue los apoyos; todo el mundo sabe que es imposible que Feijoo los tenga, y todos los que trabajan para que haya repetición electoral esperan que Sánchez tampoco; o quizás algunos ya estén pensando en Ayuso; pero tendrán que esperar porque, por ahora, That´s all, folks.