La Voz de Galicia

El reto de su majestad

Opinión

Nieves Lagares Diez Equipo de Investigaciones Políticas de la USC

22 Aug 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Es difícil conocer el contenido de las reuniones de los líderes políticos de nuestro país con su majestad el rey, y mucho más cuando este está ejerciendo sus funciones monárquicas para proponer a un candidato a presidente del Gobierno de España.

 

En realidad, la tarea del monarca es en principio fácil: cuenta cuántos le dicen que van a apoyar a uno y cuántos le dicen que van a votar en contra y propone al que tenga opciones de sacar una mayoría suficiente para ser elegido. Y así visto, en el mero espacio de la aritmética parlamentaria la cosa tiene una solución bastante fácil.

Pero he aquí que entre que unos no van, los otros no le dicen y los que le dicen luego se cabrean y no votan lo que dicen, pues la tarea del rey se torna entre analítica, inquisidora y adivinadora, y eso en política es demasiado pedir para cualquiera, y mucho más para un rey que con su mera presencia debiera ejercer tal magnetismo sobre la plebe, incluida la política, que todos y todas debieran mostrarle su consideración democrática.

No me cabe duda que la consulta más esperada por el monarca es la del candidato popular, que en coherencia con lo que ha dicho estas semanas está empeñado en que su majestad lo proponga como candidato a la investidura y así se lo expresará al rey. Y entonces su majestad se encontrará ante varios dilemas, a saber: primero, se preguntará qué ha cambiado en el PP para que en una situación semejante Rajoy se empeñara en que no le propusiese y Feijoo se empecina en que se le proponga; después se preguntará por qué no va a proponer a Feijoo si, dejando al margen a los que no irán a consultas, Feijoo tendría mayoría; y finalmente se preguntará si Vox va a permanecer al lado del PP o finalmente va a hacer como en la Mesa del Congreso.

E incapaz de solucionar estas tres interrogantes, mirará al líder popular y le dirá: «Pero Alberto, ¿quién te va a votar?». Y Feijoo le contestará: «Majestad, es que en el Congreso están todos equivocados, y con Vox no se puede ir a ninguna parte».

En ese crítico momento, si el rey tuviese el ingenio de su padre le contaría aquel chiste del que llama a la Guardia Civil para decirle que todos van por la autopista en dirección contraria, pero como este es bastante más soso, gracias a Dios, se quedará pensativo y le dirá, bueno, me lo voy a pensar.

Y vaya si se lo tiene que pensar su majestad, porque el sistema se ha vuelto tan hermético que cualquier solución que proponga será interpretada como un favoritismo del rey con una de las partes.

Pero lo cierto es que todos sabemos que Feijoo no tiene ninguna oportunidad de ser elegido, que la única opción que tiene en esa tribuna es la de alcanzar otras elecciones o tener una despedida muy aclamada. En cualquier caso, empiezan a ser demasiadas las voces en el PP que ya no encuentran sentido a la estrategia que Feijoo comenzó el 23 de julio, y muchas de esas voces se orientan a la estrategia de Ayuso, mucho más cercana a Vox.

Pedro Sánchez puede no conseguirlo, pero solo él tiene la oportunidad en esta legislatura, aunque a algunos no les guste el cómo. Ese es el reto que le han puesto los españoles, majestad.


Comentar