El lento adiós de HBO

En la era dorada de las series, invocar la etiqueta HBO implicaba elevarse a una realidad paralela en materia de prestigio y calidad. En la época de la guerra por atrapar y fidelizar suscriptores en las plataformas, las tres iniciales que antes señalaban a las ficciones con pedigrí parecen haberse convertido en una rémora para un negocio que se transforma a gran velocidad. Nadie imagina la posibilidad de que un conglomerado del mundo de la moda pudiera adquirir una marca con reclamo para negarse después a estampar su logotipo bien visible en bolsos, camisetas y cuantos accesorios pudiera fagocitar al mercado. Warner Bros. Discovery sí ha cogido la goma de borrar para tachar del nombre de su servicio de streaming la huella de HBO. Durante un tiempo ha sido HBO Max, pero a partir de mayo podremos llamarla simplemente Max.

Su catálogo de obras maestras, Los Soprano, Juego de tronos, Succession y tantas otras, seguirá estando dentro, en una carpeta propia, poniendo valor añadido a una plataforma que ocupa la cuarta posición de su sector y que perseguirá el equilibrio entre calidad y rentabilidad modificando su fórmula. Ahora le tocará conjugar lo nuevo de La casa del dragón con contenidos de telerrealidad comercial, incorporando algún deporte en directo, para seguir adelante.