Saturno y el «procés»
Opinión
15 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Mucho se ha escrito ya sobre la muerte del procés, sobre su derrota electoral, sobre cómo estas elecciones han terminado con la mayoría independentista, sobre las opciones de gobierno que han quedado tras ellas y sobre cómo influirían en el futuro de la gobernabilidad en España.
Pero se ha escrito poco sobre cómo el procés, cual Saturno, está devorando a sus hijos, a los actores promotores y protagonistas de esta última década en Cataluña, y dejando el espacio para que sean otros los que puedan construir el camino al futuro.
Primero fue la desaparición de JuntsxCat, la quiebra de la unidad inventada por Mas y de la que fue su primera víctima, la unidad que reclama ahora Puigdemont no es más que la expresión de aquel primer actor devorado por el propio proceso y por las diferencias surgidas desde entonces. Puigdemont reclama ahora la unidad que él mismo destruyó desde su propio Gobierno de la Generalitat, cuando se olvidó de construir políticas públicas para los catalanes y encomendó toda la política de Cataluña al éxito del procés.
La unidad se rompió entonces, ERC apostó a la política y Junts al procés, Junqueras fue a prisión y Puigdemont al retiro europeo, ERC se hizo resiliente, y Puigdemont patéticamente reluciente, una estrella que, aun sabiéndose fugaz y efímera, se empeña en brillar hasta el último día de su existencia, aunque todos sepamos que Saturno está haciendo su trabajo y Puigdemont sea ya solo un devorado en diferido.
Pero los devorados no están solo en el lado independentista, con Ciudadanos el procés se dio un atracón, por mucho que sus actuales líderes se empeñen en resistir tras la debacle, aquellos más de un millón de votos que le hicieron ganar las elecciones del 2017 a Inés Arrimadas han desaparecido una vez que el procés ha dejado de ser un elemento fundamental de la política catalana, y teniendo en cuenta que poco más de la mitad de estos votos han reforzado las posiciones de PP y Vox, todo hace pensar que hay otro medio millón de exvotantes de Ciudadanos que no han encontrado reacomodo.
Todavía le queda trabajo a Saturno, todavía algunos actores están dando sus últimos coletazos, y todavía vendrá una segunda fase de deglución, en la que el posible retorno centrípeto del posprocés, si es que el resto de España lo permite, devore a otros actores que han hecho del hipernacionalismo su esencia partidaria, sin otro objetivo político que ser lo que son para estar donde están, pero eso será objeto de otra digestión, y ya Puigdemont debería estar entonces en el tránsito de Saturno, en el intestinal, claro.