La Voz de Galicia

¿Por qué hace Yamal el 304?

Opinión

César Casal

14 Jul 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Este chaval lo tiene todo. Lo mejor, la cometa de la sonrisa. Jamás deja de sonreír, como Nico Williams. Por algo juegan en punta. Salen a divertirse. El gol que marcó demuestra que Lamine Yamal es un dibujo animado, como Messi. Son de otro planeta. Ojalá siga con los pies en el césped. Yamal asombra por su fútbol, pero también por sus declaraciones. La respuesta que le dio a la sobrada de Rabiot antes del partido contra Francia es de persona madura. Rabiot le dijo que aún tenía que demostrar más para llegar a una final. Yamal solo le puso en inglés un mensaje en las redes. Le decía que él se movía en silencio y que solo había que hablar después de hacer jaque mate. Elegante manera de tapar la boca del francés. Luego coincidió que el golazo de la Eurocopa lo hizo cuando Rabiot lo estaba marcando, en su cara. No se jactó de ello. Bate todos los récords. Pero sigue a lo suyo. Ser feliz con un balón en los pies. Llevar el fútbol de la calle, del recreo a la élite, a un juego que cada vez es más físico.

Lamine es el primero que no olvida que España está que se sale por ser un equipo. Él y Nico sonríen y ponen la diferencia gracias a que por detrás tienen a Rodri, un balón de oro de libro para este año. O a Laporte. O a Carvajal, hoy el mejor lateral derecho del mundo. Rodri, Laporte o Carvajal no sonríen. Son los guardaespaldas de los dos genios de las bandas. Ojo, en esta España diversa que maravilla, por eso estamos en la final, son todos solidarios. Nico y Lamine también bajan y cubren. Pero tener a Rodri detrás es como jugar con el Himalaya dándote sombra. Si Cannavaro ganó un balón de oro como central, Rodri se merece ese galardón este año. Rodri es la versión evolucionada de Busquets. Es el guardaespaldas, pero encima tiene gol y mete unas asistencias alucinantes. Es un dique de contención a la altura de Mauro Silva. Siempre está en el punto justo para frenar la recuperación del rival. Lee el fútbol en el aire, como si fuese braille.

Volvamos a Yamal. Mete el gol de la Euro y dice en rueda de prensa que hay que seguir, que falta la final. Y recuerda que él vio la anterior Eurocopa en un centro comercial con sus amigos. Tenía 13 años. Vayamos al 304. ¿Por qué hace Yamal ese número con los dedos cuando marca? Es el código postal de su barrio. Es el sentimiento de pertenencia. Eso agiganta a este crío. El jugador turco que estuvo en el Dépor y que venía de un pueblo de Turquía, Colak, tenía en el cuello tatuado un número. Le pregunté por qué. Y me dijo que era la matrícula de su pueblo. Lamine no necesita el tatuaje. Pero le dice a los suyos haciendo el 304 con los dedos que se puede salir, después de hacer magia con los pies. Marca el código de Rocafonda en Mataró, donde creció. Yamal nació en Esplugas de Llobregat, pero se hizo niño y adolescente en Rocafonda, ese código postal 304, de Mataró. Una zona obrera, humilde y con muchos prejuicios a su alrededor. Ese mismo número lo lleva en las botas, junto a la bandera de Guinea Ecuatorial y de Marruecos, donde nacieron su madre y su padre. Un chaval, un genio que encima no olvida sus orígenes, las raíces. Y ¿en la final? Que gane el mejor. Así ganará España.


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