CrowdStrike: ¿demasiada tecnología?
Opinión
25 Jul 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Medio mundo se paralizó el pasado viernes tras la actualización fallida de CrowdStrike, que provocó el colapso en numerosos equipos de Microsoft de las principales compañías. Según la propia entidad, afectó a 8,5 millones de dispositivos y menos del 1 % de las máquinas con Windows, pero lo grave fue que esos fallos fueron en sistemas críticos. Los especialistas hacen hincapié en que hay alternativas europeas e internacionales para reducir la dependencia de Microsoft o de la empresa de ciberseguridad con sede en Austin (Texas, EE.UU.), donde tienen su base muchas tecnológicas por motivos fiscales.
La crisis ha puesto en evidencia la dependencia tecnológica de sectores enteros como el del transporte, que en España tuvo a Aena como principal víctima, con cientos de vuelos paralizados y gestiones que, en vez de online, tuvieron que hacerse a mano como hace décadas.
Algunos expertos consideran que hay un «exceso» de tecnología que está pasando factura. Sancho Lerena, director de Pandora FMS (un software de código abierto que monitoriza sistemas, aplicaciones o dispositivos de red), considera que la caída de CrowdStrike refleja que ni los grandes especialistas están a salvo de cualquier colapso: «Un software de seguridad, que se supone que debe proteger los sistemas de ataques, tumba el propio sistema», critica. A su juicio, la tecnología y especialmente el software cada vez tienen mayor complejidad, el coste de su mantenimiento es mayor y también hay más posibilidades de entrar en una situación de alerta como la vivida la semana pasada. «Quizá por esto mismo no hemos vuelto a la Luna desde los años 70, porque antes la tecnología se usaba con la cabeza y era menos complicada», concluye Lerena.
El caso de CrowdStrike se debió a un fallo de la propia compañía, pero ha dejado una preocupante sensación de vulnerabilidad ante potenciales ciberataques. La banca, el transporte, la energía y las telecomunicaciones son sus principales objetivos y si no queremos más pantallazos azules habrá que invertir más en formación y en sistemas de seguridad informática.