La excelsa Nicole Kidman

Netflix acaba de hacer públicos los resultados de las producciones que han tenido más visionados en el primer semestre del año y, sorpresa, dos de las películas que más horas de reproducción han sumado han sido también dos de las más vapuleadas por la crítica y por el público. Atlas, con Jennifer López, y La madre de la novia, de Brooke Shields, encabezan un listado en el que es difícil calibrar el éxito con un sistema riguroso de pesos y medidas. A pocos les gustan, millones las ven. ¿Triunfar consiste en eso?

El gancho de fichar a estrellas de Hollywood para rentabilizar, gracias a sus rostros impolutos, una televisión que necesita fagocitarlo todo acaba por ser un arma de doble filo. Pocos han entendido la doble cara de este negocio tan bien como la inconmensurable Nicole Kidman, con intuición para elevar cualquier proyecto que toca. Pongamos Big Little Lies, Nine Perfect Strangers o, bajando un poco el listón, The Undoing, la actriz se ha especializado en historias golosas que sumergen al espectador en universos paralelos de millonarios que no pisan el mismo suelo que los demás, mundos donde lavar los platos que uno mismo ensucia es un acto de mal gusto. Su último acierto es el thriller colorista La pareja perfecta, un título sumamente deleitable que desde su título desvela que la excelencia es tan solo un espejismo.