Primera plana
Opinión
22 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Si Kapuscinski tuviera noticia del plan de regeneración democrática anunciado por el presidente Sánchez, del que solo conocemos su enunciado y el de las 31 medidas, una por cada día del mes, hasta la fecha final de su aplicación al concluir dentro de tres años la legislatura socialista, elaboraría una teoría complementaria a su tesis de periodismo literario y analizaría las medidas anunciadas o enunciadas bajo su querida lectura de ficción y no ficción.
Corren malos tiempos para la lírica, y una nube oscura de censura y limitación de las libertades de expresión y prensa recorre Europa. Primero fue el Gobierno italiano presidido por Meloni el que presentó un Nuevo Esquema Normativo de «protección de periodistas y libertad de prensa», que fue denunciado ante Bruselas por la Federación Europea de Periodistas. Ahora es el Gobierno español, con su control de audiencia y publicidad, quien quiere defendernos de ser atacados por la levítica «máquina del fango», como si los ciudadanos no supiéramos distinguir un bulo de una noticia manipulada.
Los periódicos, los informativos de la radio y de la televisión, son únicamente de los lectores, de los oyentes o de los telespectadores. La máquina que todo lo enfanga campa a su antojo por las redes sociales, donde no cabe la información veraz.
Quienes leemos y escribimos en los diarios no necesitamos que ningún gobierno nos proteja, sabemos hacerlo solos y somos deudores de la dosis informativa de cada mañana al abrir el periódico.
Quienes crecimos leyendo entre líneas, interpretando más que leyendo, para evitar el muro de la censura de oficio que ejerció la dictadura, tenemos por principios, por actitud crítica, que denunciar las tentaciones autoritarias de los gobiernos que pretenden tutelar las libertades conquistadas.
Primera plana es el titulo de una comedia dirigida por Billy Wilder acerca del universo periodístico, cuando el mundo cabía en una redacción. Antes fue Ciudadano Kane, que nos acercó a la magia informativa, y más recientemente Buenas noches, y buena suerte, reflejó la defensa de las libertades ciudadanas.
Pero, sin duda, el mejor retrato fílmico ha sido Todos los hombres del presidente, en donde se cuenta el caso Watergate que provocó la dimisión del presidente Nixon. No había de fondo ningún asunto de cátedras conyugales ni de hermanos que dirigen óperas. Solo la verdad, la misma que Kapuscinski hubiera convertido en un relato entre la ficción y la no ficción, de primera plana.