La Voz de Galicia

De piloto a pilota

Opinión

Francisco Ríos

16 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.

En la formación de femeninos de nombres de profesiones y cargos, la Academia Española señala, además de cuestiones formales, como la terminación del masculino, condicionantes de tipo histórico y cultural. Estos están tras el asentamiento de algunos femeninos en el habla general.

 

Los nombres masculinos terminados en -o no tienen problema para formar el femenino, pues basta por cambiar la -o por -a. Pero su creación solo ha surgido con la incorporación de la mujer a esas funciones. Es el caso, por ejemplo, de médica. Su periplo por el Diccionario es ilustrativo. Aplicado a la mujer, aparece en él en 1869, aunque solo para nombrar a la esposa del médico. Entre 1899 y 1970 es ya la «mujer que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina», además de «mujer del médico», mientras, en artículo aparte, médico es «el que se halla...». Finalmente, desde 1984 figuran en el mismo artículo con la definición de «persona autorizada...». Lo más chocante de esta historia es que, siglo y pico después de que las mujeres que ejercen la medicina sean médicas, haya quien aún las trate de médicos.

 

 

 

 

 

 

 

En este grupo de sustantivos terminados en -o hay algunos especialmente resistentes a formar el femenino en -a, hasta el punto de que la Academia los ha tratado como excepciones a la norma: piloto, modelo y testigo, además de los grados militares y ciertos acortamientos (la fisio, la otorrino). Pero los tiempos cambian una barbaridad: según el Diccionario, hasta el 2001 la mujer que pilotaba un avión o un barco era el piloto; desde el 2001 es la piloto, y más recientemente la RAE observa que no hay razones para censurar el empleo de pilota, «pues es el resultado de aplicar la pauta general de los sustantivos que designan seres sexuados cuyo masculino acaba en -o, los cuales forman el femenino sustituyendo esa -o por una -a». Como farmacéutico/farmacéutica o ministro/ministra. Aunque el Diccionario, pilotado por otras manos, mantiene en su puesto a la piloto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un sustantivo que no se suele mencionar entre aquellas excepciones es cargo (‘persona que desempeña un cargo'), pese a que se presta especialmente a la anfibología. Se evita sargenta porque puede ser tomada por mujer autoritaria en vez de la que tiene ese grado en el Ejército. Por la misma razón habrá que fijar cargo como común en cuanto al género para que las mujeres que los desempeñan sean las cargos y los misóginos no las tachen de cargas.

 

 

 

 

 


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