Adán y Eva en el Senado
Opinión
06 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.
A los niños no los engendran sus padres. Los traen las cigüeñas. O vienen de París. ¿Les parece sensato decir algo así hoy en día? Seguramente no. ¿Y escuchar en el Senado a un señor que pudo ser delfín de Aznar hablando muy serio de Adán y Eva, de la «verdad de la creación» frente «al relato de la evolución»?
El reino de Jaime Mayor Oreja, atrapado en un bucle temporal entre la prehistoria y la primera década del siglo, no es de este mundo. A él y a los ultras que usurparon la sede del poder legislativo de un Estado «aconfesional» para montar un aquelarre antiabortista y ultraderechista les gusta la estrategia del ruido y la provocación. Como no pueden convencer, intentan vencer dando la matraca, aburriendo y tratando de normalizar postulados que harían sonrojar a un niño de diez años.
Las barbaridades que se dijeron en la Cámara Alta fueron tendencia en redes. Y dieron que hablar en los platós. Pero no han derivado en responsabilidades políticas. ¿Quién autorizó la cesión del Senado para exaltar que se apliquen penas de cárcel a la «promoción de la homosexualidad»? ¿O para decir que «la belleza de toda mujer emana de su capacidad de traer vida al mundo»? Estos discursos (solo les faltó hablar a favor del terraplanismo) ensalzan la ignorancia, los mitos, las cavernas. Parece mentira, tener que defender en el año 2024 los avances de la Ilustración.