Navidad en la oscuridad y el frío
Opinión
27 Dec 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Paseando, por fin, con tranquilidad, por las calles de la urbe más concurrida de Galicia durante el período navideño, y disfrutando de las luces que la adornan, me dejé invadir por la nostalgia. Inevitable recordar con mucha tristeza y añoranza a todos aquellos seres queridos que ya no están y con los que compartí durante tantos años estas fiestas, pero también muy agradecida por haber podido dar la bienvenida a todos esos pequeñines de la familia y amigos que, muy bebés todavía, no saben lo que suponen estos días pero no tardarán en descubrirlo. Alegría por los que regresan a compartir mesa y mantel, dolor por aquellos que no vendrán. A medida que cumplimos años, las cifras en el deber y el haber se desequilibran inevitablemente. Sin embargo, no puedo por menos que reconocer que somos afortunados.
No creo que sientan lo mismo todas esas personas para las que estas largas noches de invierno son y serán frías y oscuras. Comenzando por los valencianos que lo han perdido todo por causa de la dana y ven muy lejana la recuperación. Pero, también todos los ucranianos que viven cada vez más bombardeos, agotados, ateridos y con la terrible sensación de haber sido abandonados a su suerte ante una Rusia que avanza inexorablemente ante nuestra indiferencia. Temerosos de iniciar una Tercera Guerra Mundial, EE.UU. y la UE, se escudan en la legalidad para no actuar de manera contundente. Mientras, Putin redobla sus esfuerzos en su frontera occidental confiando en que con la llegada de Trump a la Casa Blanca pueda negociar la paz, desde una posición de fuerza. Si es que el debate llega a producirse, claro. Porque, entre otras cosas, si algo caracteriza a Trump son sus promesas imposibles. El verdadero liderazgo requiere respeto y firmeza, no pataletas y caprichos de un hombre rico que no sabe lo que es perder a los seres queridos y el hogar a manos de un cruel y sangriento dictador.
Tampoco son tiempos felices en Belén. Este lugar de la Natividad, tan venerado por todos los cristianos, permanece cerrado, oscuro y silencioso. El asedio a Gaza no da tregua ni siquiera en estos días. Más luminosa, parece, al menos de momento, la Navidad para los cristianos sirios.
Mientras en nuestras vidas hay tanta luz, son muchos los que permanecen en la oscuridad y el frío. Recordémoslos, aunque solo sea un instante y valoremos lo que tenemos.