Caos de tráfico entre Ourense y Monforte al cortarse la N-120
Ourense
Centenares de conductores tuvieron que desviarse por una angosta vía
22 Jul 2011. Actualizado a las 10:35 h.
Más de diez horas de interrupción de la circulación, centenares de vehículos afectados, retrasos de más de una hora en los desplazamientos y, sobre todo, muchos cabreos.
El cierre al tráfico de catorce kilómetros de la N-120, la principal vía de comunicación entre la capital ourensana y la comarca oriental de la provincia, provocó ayer un importante caos de tráfico al obligar a todos los conductores a desviarse por la C-546, una angosta, estrecha y antigua carretera por la que apenas si pueden cruzarse en muchos de sus tramos dos vehículos.
El corte de la calzada había sido anunciado por el Ministerio de Fomento y se efectuó para que los operarios pudiesen efectuar trabajos de estabilización de taludes y protección de la calzada, en un tramo especialmente afectado por desprendimientos en los últimos meses.
Sin embargo, fueron muchos los conductores que, a primera hora de la mañana, se sorprendieron con los desvíos, que desde la capital ourensana comenzaban en A Lonia. Las señales obligaban desde ahí a los conductores a desviarse por la antigua carretera. Aunque las autoridades recomendaban, dadas las características de la vía, que los autobuses y camiones con destino a Monforte se desviasen por Chantada, un rodeo aún más largo y complicado, la carretera no tardó en colapsarse.
Más obras en otros tramos
Sin embargo, y pese al trastorno que causan este tipo de trabajos, los conductores que transitan por la provincia se verán obligados a soportar más obras que en próximas fechas se ejecutarán en en la A-52, la A-75, la N-532 y la N-525. Las obras se licitaron ayer y supondrán un desembolso de 15.713 euros. Una de ellas es la autovía a Chaves, abierta hace solo unos meses.
El corte de circulación en la N-120 se prolongó hasta las ocho de la tarde. Durante las diez horas a lo largo de las que se prolongaron los desvíos, fueron muchos los conductores que se quejaron por la escasa y deficiente señalización, así como por la decisión de la Administración de cerrar los dos sentidos de una vía por la que cada día transitan centenares o miles de conductores, muchos de ellos transportistas, para realizar los trabajos de reparacion de los taludes afectados por los desprendimientos. Los retrasos para todos ellos fueron alarmantes y algunos de los afectados aseguraron que habían invertido una hora y cuarto para recorrer un tramo de 55 kilómetros.
Ajenos a toda la polémica los operarios de la vía trabajaron sin descanso para reparar los tramos deteriorados.