El gran jardín de la Ribeira Sacra

Jóvenes de diferentes países del mundo se reúnen estos días en la Ribeira Sacra de la mano del paisajista Gilles Clément y de la fundación Juana de Vega. La Fábrica de la Luz es el lugar de encuentro de un taller en el que se pretende analizar cómo se ha transformado el paisaje y proponer estrategias que permitan poner en valor la natural sin transformarlo. «Este es un lugar diferente, asilado de la civilización, protegido y con un paisaje extraño, dramático, y fantástico», explicaba ayer Clément. Los jóvenes, universitarios de todo el mundo, trabajan, por ejemplo, en que la concepción del paisaje desde los viñedos en bancales. «La primera impresión fue fuerte. El relieve, la fuerza de la naturaleza, sobre todo con los castaños, y después la de una agricultura heroica que se ve con los viñedos en pendientes increíbles», relataba el paisajista que comparaba esta imagen con la de los arrozales de Indonesia. «Hay una posibilidad de que este paisaje se mantenga porque corresponde también a la economía y porque el mundo del vino tiene futuro», continúa, poniendo el énfasis en el valor humano y económico unidos en la confección de una paisaje único.

Los participantes en el taller internacional han visitado también diferentes zonas de Parada de Sil, para conocer su patrimonio cultural. «Hay también un gran patrimonio cultural, que se encuentra por todos los lados, como escondido en la naturaleza. Hay que ir a descubrirlo. Son cosas muy emocionantes y muy bellas», relata para destacar la importancia de verlas cosas por primera vez para poder mirar únicamente su belleza.