Cruz Roja atendió a 3.700 ourensanos en situación de pobreza
Ourense
La entidad facilita ayuda de emergencia y apoyo para el empleo y el ahorro
14 Mar 2015. Actualizado a las 05:00 h.
Familias con todos sus miembros en paro, personas mayores con cargas familiares sobrevenidas a las que la pensión se les queda corta, jóvenes que carecen de experiencia y formación laboral, trabajadores con nóminas tan exiguas que no alcanzan a cubrir sus gastos básicos, personas sin hogar o niños que viven en familias pobres y no pueden pagarse clases de refuerzo, comprar gafas o el material escolar que les piden en las aulas o que no tienen posibilidad de pagar actividades extraescolares. Estos son los perfiles más comunes a los que responden los 3.700 ourensanos a los que Cruz Roja dedicó fondos y esfuerzos humanos durante el pasado año en sus programas contra la pobreza.
De esos beneficiarios del año 2014, más de la mitad (55,8 %) son mujeres y el 71,18 % son de nacionalidad española, según el balance que ayer hacía público la institución y que refleja que el saco de la exclusión social, o de personas en riesgo de caer en la extrema pobreza, sigue aumentando en la provincia.
Cruz Roja echa mano de todos los canales de financiación posibles para atender esa realidad. Además de los convenios de colaboración con el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad para algunas de las actuaciones, también la Obra Social La Caixa y Peugeot participan en líneas de apoyo relacionadas con la ayuda a los colectivos más desfavorecidos, pero también se mantienen con aportaciones y donaciones, económicas o en especie, realizas por empresas y particulares.
«Nuestro objetivo, después de dar solución al problema más urgente que les trae aquí, como puede ser el pago de un recibo de luz o el comedor escolar, es ayudarles de forma global, trabajando en mejorar sus capacidades y aumentar sus posibilidades de acceder a un puesto de trabajo», explica María Martínez, técnica de la entidad y responsable del PAI (Programa de Atención Inmediata) en Ourense. La mayoría de los que acuden son personas en edad productiva -entre 25 y 45 años- de ahí que los programas de integración laboral de la entidad sean el destino inmediato de muchos de ellos. Pero también, además de la ayuda material, se cuida el aspecto emocional. «Se trata de que sepan y sientan que no están solos y que van a tener apoyo para salir de la situación», señala.
Dentro de la gama de opciones que reciben a estas personas están también la posibilidad de acudir a los talleres de ahorro doméstico, en los que se dan pautas para mermar la factura de la luz o teléfono para estirar al máximo sus escasos recursos.