Atmósfera de cine en un piso de la capital
Ourense
Una habitación pintada de amarillo es el único resto del rodaje de escenas de «Toro» en Ourense con el actor Luis Tosar
08 Jun 2016. Actualizado a las 05:00 h.
Hace algo más de un año que Luis Tosar se dejaba ver en Ourense, en la calle Juan XXIII, con oro al cuello y unas generosas patillas, bien adaptadas a su enésima aportación al perfil de malote que de forma tan magistral enriquece cada vez que se pone delante de la cámara. Había acudido para rodar escenas de interior para una película. La calle Juan XXIII estaba tomada por los camiones del equipo. «Toro», protagonizada por Mario Casas, José Sacristán y Luis Tosar, está ahora mismo en cartelera. En Ourense ha pasado con extraordinaria celeridad, por lo que el curioso ha de esperar al vídeo o a la televisión para recuperarla. Y saborearla.
No se la ha perdido, sin embargo, Luisa Martínez, la propietaria del piso donde se rodaron parte de las imágenes y donde, un año después, solo ha quedado como muestra de aquel torbellino una habitación pintada de amarillo. «Fue algo extraordinario. Solo viéndolo te das cuenta de la cantidad de personal que hace falta para hacer las cosas en ese mundo mágico que es el cine», dice Luisa, de regreso a una casa de cuya existencia se enteraron por Internet los responsables de producción de la película.
De época y con espacio
Para moverse y para colocar el material hacía falta espacio, necesitaban metros, muchos metros cuadrados. Buscaron y encontraron un piso en el centro de Ourense, con más de doscientos metros cuadrados y una distribución acorde con los tiempos en los que se construyó, una vivienda desocupada y decorado con papel pintado, con muebles y lámparas de época, donde prácticamente no era necesario introducir cambios, según las perspectivas que se habían marcado los productores. El tiempo se había detenido allí hace años y era la atmósfera que el director, Kike Maíllo, quería lograr.
«Nos llamaron. Les abrimos la puerta. La vieron. Quisieron hacer un contrato de diez días. Estuvieron cuatro, nada más. Se fueron y la dejaron impecable. Todo quedó en su sitio. Nos pidieron permiso para pintar una habitación, que iba a ser la de la niña de Tosar. Se lo dimos. Luego nos ofrecieron que la volvían a poner como estaba, pero le dijimos que no. Es lo único en lo que se nota que pasaron por aquí», dice ahora la propietaria del inmueble. Lo que no pertenecía a la casa era el futbolín que instalaron, precisamente en el lugar donde está la mesa sobre la que se apoya Luisa, en la imagen de esta misma página. Lo colocaron y se lo llevaron luego sin haber dejado ni un solo rasguño. Ni restos de sangre, claro está. Hay una escena en la que Luis Tosar ?aquí caracterizado como López? salta para escapar sobre el tresillo de la misma habitación. El beis sobre gris le daba el toque.
El actor gallego, aclara la anfitriona, es todo lo contrario de lo que transmite en esos papeles de tipo duro que tan bien borda. «Pudimos asistir, desde una habitación al lado de la sala, a parte de la grabación. Es amable, cariñoso y siempre atento con todo el mundo», dice Luisa, que pudo, entre otras cosas, superar a distancia la timidez de una amiga, que, pese a tenerlo habitualmente a pocos metros en un recinto de tipo deportivo, no se atrevía a pedirle un autógrafo. Lo firmó en Ourense y acabó en Santiago. No fue el único, claro. La dueña del piso también tiene el suyo, sobre la imagen de la opera dos tres reais, que hace tiempo representó en el Teatro Principal. «Le sorprendió que le presentara esa imagen, pues es el perfil cinematográfico el que más proyección le ha dado. Me preguntó si me gustaba en el teatro. Es muy bueno», dice Luisa, que se muestra encantada con el resultado.
«Lo habría dejado gratis»
«Se lo habría dejado gratis, la verdad, por el mero hecho de contribuir a una actividad cultural. Y por la experiencia de vivir en directo una situación así, intensa y en pocos días», reconoce la dueña del piso, que, por cierto, está a la venta. Muy bien situado, a buena altura, con plaza de garaje, pero con demasiados metros cuadrados. La película, sea como fuere, le concede un plus para cinéfilos, con la presencia de un actor ya consagrado como es Luis Tosar y la emergente Claudia Canal, que interpreta a Diana, la hija de López, en su huida del malo malísimo, que en esta ocasión es José Sacristán.