Aprovechó los datos de la cuenta de su casera para cargarle el gasto en telefonía

La caboverdiana Josi F. D. S., de 33 años, conocía datos personales y número de cuenta de su casera, algo perfectamente lógico, pues estaba obligada a pagar mensualmente la renta por el piso que había alquilado en la avenida de Otero Pedrayo. Con los datos bancarios en la mano, contrató tres líneas de teléfono y adquirió a plazos un iPhone. La cuenta de cargo era la de la casera, que se percató de la situación con posterioridad. Acusada de estafa, Josi no acudió al juicio. La magistrada cree que esa «pasividad procesal no se comprende de no ser ciertos los datos imputados». La sentencia del Juzgado de lo Penal 2 concreta una pena de trescientos euros de multa y el pago de 210,16 euros a la perjudicada.

Estafa leve

La jueza deja la valoración de los hechos en estafa leve, con lo cual la condena es menos grave al año de prisión que pedía la fiscalía, pues el perjuicio no alcanza la cifra de cuatro euros, que mara la diferencia en el tipo de delito.

Las declaraciones de la acusada durante la fase de instrucción son las únicas exculpatorias. A la jueza no le sirve que hubiera alegado que otra persona compartía piso con la imputada. Entre los elementos que cita se cuenta el hecho de que la estafadora hubiera dado como teléfono de contacto, en otro asunto policial, uno de los números contratados de manera fraudulenta con los que dice no tener nada que ver. «Hubiera sido interesante escuchar sus explicaciones» sobre el desconocimiento de este número.

La perjudicada, una vez que se percató de los cargos en su cuenta, los devolvió. Los primeros, de todos modos, le pasaron desapercibidos, por lo que el perjuicio sufrido por el proceder de la acusada subió hasta 2010,16 euros. La sentencia considera que no está demostrado que hubiera sido mayor, como proponía el ministerio fiscal