Tras cincuenta años de amor al arte, muestra su primera exposición en Roberto Verino
Ourense
La ourensana Cristina Roo supo desde niña que lo suyo era la pintura pero no fue hasta ahora, con 54, que dio el paso a profesionalizarse
10 Feb 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Cristina Roo fue uno de esos bebés que la cigüeña dejó en París. Sus padres, de Dacón y de O Irixo, emigraron a la capital francesa y allí se conocieron y tuvieron a sus tres hijas. «Evidentemente yo soy gallega 100 %, me vine a Ourense con seis años y aquí llevo desde entonces», cuenta. Poco después descubrió su amor por la pintura. «Empecé de pequeña. Para mí era una cosa muy natural, que me salía sola, y me podía pasar horas, así que me apuntaron a clases», recuerda. Lleva desde entonces pintando sin parar. Aunque estudió una carrera diferente a Bellas Artes, Ciencias Empresariales, y optó por ser ama de casa, el arte siempre estuvo presente en sus días. «Fui experimentando con absolutamente todo lo que pasaba por mis manos y mi mente. Empecé con el óleo y el figurativo, pasé por la acuarela, el abstracto, el acrílico, las texturas... Me encanta probar cosas nuevas, estar siempre cambiando y hasta me atrevo con los retratos», confiesa. Amigos y familiares siempre la animaron a exponer sus trabajos. «Pero yo quería encontrarme segura y darle un porqué, una entidad a la muestra. Hasta que en el 2015 decidí empezar a preparar una», explica. El resultado es la exposición Desde mi ventana veo llover y puede disfrutarse en el espacio de arte de Roberto Verino hasta el 4 de marzo. Son 17 retratos de personas bajo su paraguas, óleos y acuarelas. Todas a la venta. «Es un homenaje a lo cotidiano. Trato de detener el camino de cada una de esas personas que pinto —viandantes que ella misma captó con su cámara desde la ventana de su estudio, en la calle Xaquín Lorenzo de Ourense—. Con esto pretendo dar importancia también al momento y al espacio, porque el camino siempre hay que disfrutarlo», explica Cristina.
A sus 54 años esta ourensana acaba de arrancar su carrera profesional como artista llena de ganas, energía e ideas. Ahora está inmersa en una colección de marinas, homenaje a las rías gallegas. «Son paisajes abstractos en los que plasmo un poco lo que me suscita, lo que me sale de dentro. Estoy jugando mucho. El agua, el chocar de las olas contra las rocas y las propias texturas me están permitiendo divertirme a lo grande», admite. Porque eso es lo más importante para Cristina, disfrutar del arte.