La Voz de Galicia

La herencia de dos hermanas de A Limia construye una parroquia en Etiopía

Ourense

fina Ulloa ourense / la voz
Parte de lo destinado a misiones por las hermanas de A Limia ayudó a construir esta iglesia en Etiopía

Muchos ourensanos que deciden incluir a la Iglesia en su testamento destinan parte de sus bienes a proyectos en los que trabajan misioneros de la diócesis

23 Oct 2023. Actualizado a las 11:27 h.

Entre los planes de obras que contempla la Diócesis de Ourense para el próximo año está el cambio de parte de la cubierta del Seminario Mayor. La mejora será posible gracias a una herencia que el testador ha dejado para que se destine al mantenimiento de esta instalación. «Tamén podería deixala fixada en exclusiva para o funcionamento do centro ou para becas a seminaristas e, neses casos, tería que destinarse a eses fins concretos, non ao tellado», explica Raúl Alfonso González, el vicario episcopal para el Patrimonio y el sostenimiento de la Iglesia de la diócesis ourensana. «O Dereito Canónico é moi estrito nesto», añade. De hecho, solo bajo circunstancias especiales muy concretas se permite el cambio de destino del legado. «Hai algúns que son moi antigos e nos que cumprir hoxe coas condicións que fixaban é imposible», señala. Cabe recordar que, cuando se trata de legados con cargas, esto es, en los que se fijan unas obligaciones para quien recibe esa herencia, es habitual la creación de fundaciones que velan por el cumplimiento de esos condicionantes.

Entre las herencias de ourensanos es bastante habitual que dejen algo fijado para su parroquia, pero además hay otros beneficiarios recurrentes. Ayudar a las misiones, a Cáritas o al seminario, son, por ese orden, las otras indicaciones más habituales en los testamentos. En algunos casos se combinan varios, como ha ocurrido recientemente con el legado de dos hermanas de A Limia: Josefa y Angelita Bolaño Fuentes. Aunque dejaron fijado que la mayor parte de esa herencia (el 40 %) era para la parroquia de Xinzo, repartieron el resto entre la agrupación local de Cáritas, el seminario y las misiones. Gracias a ese legado se construyó una iglesia en el sur de Etiopía y una casa parroquial en Zambia, se mejoró un centro de formación en Perú y se aportó dinero al proyecto de las Siervas de la Pasión en Camerún que, entre otras cosas, tienen en funcionamiento un orfanato.

Además de lo que se envía fuera o del dinero que se invierte directamente en lo que el testador decide, el peso de los bienes procedentes de este tipo de legados supone un peso importante dentro del patrimonio de la diócesis. Actualmente muchas organizaciones no gubernamentales hacen campañas para recordar a los ciudadanos que pueden convertir su herencia, o parte de la misma, en un testamento solidario incluyéndolas como beneficiarias, pero en el caso de la Iglesia eso ocurre desde hace siglos. «Dende sempre houbo tanto persoas seglares como sacerdotes, que deixaban bens para contribuír ó sostemento», argumenta el vicario.

Por este canal llegan al inventario de bienes desde fincas y construcciones en pueblos a pisos o bajos en ciudades, pero también dinero en metálico, fondos de inversión o acciones, cuadros o esculturas, libros —en ocasiones, colecciones particulares bastante importantes— o incluso coches. En estos dos últimos casos, es frecuente que los anteriores propietarios hayan sido sacerdotes. De hecho, ellos son los que inclinan la balanza hacia los varones entre los testadores más frecuentes en Ourense, porque entre la población civil que decide dejar bienes a la diócesis ourensana, la mayoría son mujeres. «Houbo un tempo no que ademais, había unha alta porcentaxe de mestras», dice el vicario.

También hay casos en los que se reciben aportaciones de fondos de pensiones en los que el tomador tenía como beneficiaria a la institución religiosa. «Agora mesmo estamos recibindo bastantes herdanzas con destino á casa sacerdotal, moitas delas son de curas que viviron alí, e tamén para o Instituto para a sustentación do clero, que é de onde cobramos os curas», apunta el vicario de Patrimonio.

Raúl Alfonso matiza que aunque hay casos, especialmente de personas que no tienen descendientes, en los que la institución es heredera universal, en muchos otros es destinataria de una parte concreta o incluso de un solo bien. Un ejemplo habitual de este último tipo es que el finado decida dejar una cantidad de dinero o una finca condicionando el destino de su valor de venta o sus rentas a misas en su recuerdo.

Los bienes raíces llegan en peor estado, pero casi nunca se rechazan

El abandono del rural provoca que los bienes raíces que se donan hoy a la iglesia estén en condiciones que poco tienen que ver con las de hace un siglo. Muchas veces son legados de herederos que ya no trabajaron ni cuidaron esas tierras y lo mismo ocurre con edificaciones en estado casi ruinoso. Pese a ello, casi nunca se rechazan. «Eu so lembro un caso de renuncia, porque realmente estaba nun lugar remoto, perdido no medio do monte e o custo de rexistro era superior ó do ben», relata el vicario para el Patrimonio, Raúl Alfonso.

En cuanto a los pasos a seguir, hacer un testamento a favor de la Iglesia o que la incluya como beneficiaria no supone diferencia alguna en el proceso habitual de redacción de este documento. Se puede fijar como destinarlo a cualquier institución de la Iglesia. Lo que interesa, si se desea dedicar a un fin concreto, es hacerlo constar. «Podes querer que se beneficie a túa parroquia, e ademais deixar fixado que se destine a arranxar un retablo, ou a colocar unha vidreira ou un teito. También existen casos en los que simplemente se deja a la consideración del obispo a qué dedicar los bienes. El titular de la diócesis tiene potestad para variar el destino fijado si hay razones que imposibiliten seguir cumpliendo con los deseos del testador, pero no dispone de carta blanca para todo. «Por exemplo, para cambiar o tema das cargas de misas dun legado, ten que dar a licenza a Santa Sede», matiza el vicario.


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