El dinero de todos

Hace poco Rafal M. Cachafeiro, de Democracia Ourensana, aseguró que con la política ha ganado enemigos y perdido dinero. La de los enemigos —y los amigos— es una cuenta que tendrá que echar él, pero la del dinero es una cuenta que podemos (y debemos) echar los ciudadanos, que al fin y al cabo somos los que sostenemos el engranaje de la política. En su última declaración de la renta —que tiene que colgar en el Portal de Transparencia, por ser un cargo público— aparecen 31.900 euros de ingresos anuales. Ahora cobra 41.000 euros brutos al año de la Diputación. Además, suma otras cantidades por asistir a reuniones en el Concello de Ourense. En septiembre fueron 1.810 euros por ir a plenos, juntas de área, juntas de gobierno y comisiones. En algunas de estas reuniones, dice la oposición, no puede responder a ninguna de las cuestiones que se le plantean, porque como no tiene concejalías asignadas, no tiene información. Todo en la vida es relativo, hasta los euros. Pero es curioso que, con esas cifras sobre la mesa, diga en voz alta que ha perdido dinero con la política mientras miles de ourensanos piensan, a la vista de su nómina, «Quién la pillara».

Y es que el dinero de todos hay que administrarlo con mucho sentidiño. Están los alcaldes muy contentos de que en la Diputación haya, por fin, plan único y de que el dedo haya dejado de ser el criterio para la concesión de ayudas a los concellos. Pero no perdamos de vista una cosa. Es lo normal. Porque los ourensanos no valemos más o menos según el concello donde residamos. Eso sí, cómo se agradece eso de la normalidad.