La propaganda del entroido de Verín
Ourense
08 Feb 2024. Actualizado a las 11:24 h.
Qué se puede decir sobre el entroido que no se haya escrito antes. Ancestral, perseguido, calle, capuchón, celebración, cigarrón, harina, máscara, compadres, pólvora, comadres, licor café, viernes, sábado, domingo, desfile, cachucha, empanada, lunes, martes, miércoles, ceniza, piñata, sentimiento, orgullo. Cada nombre, cada calificativo... son palabras que llenan cada año cientos de textos. Pero no deseo ser repetitivo, ni tampoco ser empalagoso en halagos particulares. Es por ello que cuando comencé a escribir este artículo cada vez que avanzaba era tachón y cuenta nueva. Con tiempo y paciencia he logrado conseguir un inventario personal, cuyas raíces son únicamente de Verín y entre ellas sin duda alguna no podía faltar un espacio exclusivamente para el entroido. Hablar de Verín es hablar de entroido, uno y el otro son parte de la misma esencia. Siempre resulta gratificante y conmovedor ver antiguas fotografías, pegatinas, carteles, vídeos o pararse a la lectura sobre tiempos pasados de esta celebración. A mi modo de ver, esta es una interpretación del cambio que paulatinamente fue sufriendo la villa visto desde el propio entroido. De este material gráfico y escrito hay constancia desde 1900.
Sin duda alguna los carteles, pegatinas o libros oficiales del entroido, hoy muy buscados, marcan un antes y un después. Desde aquel cartel de 1967 que bajo la denominación de Fiestas de Primavera escondía un carnaval que seguía oficialmente prohibido a las mismas invitaciones del Casino en el año de 1965. O los anuncios de Asaltos y Bailes en diferentes establecimientos: Bar Aurora, Bar Nuevo y Buenos Aires. Más adelante aparecieron los programas de fiestas que se le llamaban sábanas por sus grandes dimensiones y le siguieron pregones y pregoneros. Al margen de estos carteles que podemos decir oficiales surgieron otro tipo de ocurrencias relacionado con el evento, desde aquellas coplas del Fanfan sobre «El Crimen del Bar Jardín» a los carteles al estilo del Oeste, donde se buscaba vivos o muertos a dos conocidos de la villa, o los cantos da «Banda do Xosé». Surgieron también otro tipo de pegatinas como la «Brigada 47», «Os Felipes» y no podían faltar las del desaparecido «Este Gelin». Discotecas y bares se sumaban a esta moda pegadiza y alguno hizo como himno oficial aquella canción: «Quero xeirarte o Bacallau». Los videntes en la lotería del entroido dieron como número recomendado el 09.093 y a todo esto se sumaron pañoletas, gorros y sombreros. Más tarde llegaron las sudaderas, tazas y llaveros.
El Libro del Entroido colaborador, característico y revelador de la celebración lleva décadas cumpliendo su cometido. En este andar tradicional, es palpable como la publicidad ha ido alternando y amoldándose a las exigencias de su tiempo, y cómo ha contribuido en los negocios y en el progreso del pueblo. En este sentido, el Libro del Entroido nos muestra una enorme cantidad de información para conocer dichas transformaciones, donde además tiene cabida el saludo del alcalde, del concejal de festejos. Se ilustraba con recuerdos fotográficos de otros entroidos pasados. Su edición a lo largo de tantos años dio un paso definitivo y pasó de ser costumbre a convertirse en tradición.
Resulta sorprendente que el Ayuntamiento de unos años a esta parte y sin venir a cuento quiera cambiar el curso de este nuestro libro, degradándolo en agenda y este año online. No estoy en contra de las nuevas tecnologías, es más, son un instrumento divulgador a mayores y de rápida difusión. Ambas cosas son compatibles. Pero la innovación nunca debe echar a perder la tradición, no nos vaya a pasar como con el capuchón. A mi entender creo que flaco favor hace el Ayuntamiento al entroido. ¿Qué será lo siguiente?
¿Quién en sus casas no tiene un Libro del Entroido? ¡Que levante la mano! Estos ejemplares pasaron de estar perdidos en cajones a ocupar un sitio privilegiado en una estantería, acompañados de un Cervantes y una Biblia. Toda esta cartelería, propaganda o como quieran llamarla es un patrimonio histórico-etnográfico que se debería salvaguardar y exponer. Querer ignorar esta elemental verdad es un gran error. Las palabras sin hechos no valen nada y el Ayuntamiento que se deje de tanta gaita y que no ande buscando por ahí lo que ya tiene en casa, que de seguir así cualquier año vendrán los de afuera a pintarnos en el culo un loro con jaula y todo.