El centro ocupacional de Aspanas incorpora una nueva área de asistencia sanitaria

En el centro ocupacional y residencial de Aspanas están estos días con los preparativos para iniciar un nuevo curso y recibir de nuevo a todos sus usuarios. Aunque esta instalación no cierra y mantiene actividades y talleres durante todo el año, en verano son muchas las personas que se van de vacaciones con sus familias. Aquellos que hayan pasado todo el verano fuera de la instalación se encontrarán con muchas novedades al regreso. Una de ellas, nada más entrar. El gran vestíbulo principal, que servía también como sala multiusos, es ahora un poco más pequeño. A cambio, tras el tabique que se ha levantado, están los despachos y oficinas que ya existían antes pero también hay un nuevo y amplio baño adaptado y una zona destinada a servicios sanitarios, con una la sala para consulta médica y otra para enfermería. «Este espazo é o que máis contentos nos ten. Careciamos dun lugar específico en condicións para o servizo de enfermería cun baño accesible. Si alguén se atopaba mal había que atendelo aquí mesmo, na entrada, nun despacho ou onde se puidera», explica el presidente de la entidad, Javier Rodríguez González.

Pero no es la única obra que se ha llevado a cabo en el centro aprovechando el menor número de usuarios durante el verano. También se ha comenzado a construir los nuevos baños adaptados de la parte residencial. «Tiñamos un montón de problemas non só de acceso, tamén para bañar por exemplo aos usuarios que precisan axuda porque eran instalacións moi vellas», explica el responsable. De momento se han renovado ocho pero se cambiarán los de las 24 habitaciones. «Aquí viven persoas todo o ano. Usuarios que xa non teñen familia, ou a que teñen é xente moi maior que xa non pode atender as súas necesidades, así que a obra ten que facerse por partes para que sexa compatible co espazo residencial», señala Javier Rodríguez.

Más de setenta internos

El centro de Aspanas en Velle atiende a diario a 111 personas. De ellos, 72 utilizan su recurso residencial, 24 viven de forma permanente y el resto tienen estancias temporales. Estos últimos son, mayoritariamente, vecinos de diversos puntos de la provincia de Ourense que, por distancia con la ciudad, no podrían acudir a diario y optan por quedarse en la instalación de lunes a viernes y regresar a sus hogares los fines de semana.

En la dirección de la asociación hay preocupación por el futuro. La edad media de las personas que aprovechan los servicios del centro sigue subiendo. «Agora estamos por riba dos cincuenta largos e temos que adaptarnos á realidade de que, ao igual que pasa en xeral na provincia. os nosos usuarios van envellecendo e iso implica, como na poboación xeral, un aumento de necesidades as que temos que atender», dice el presidente. «Moitos estarán con nós ata o final porque unha residencia de maiores non é o lugar ideal para eles; precisan de atención moi específica que neses centros non se lles pode dar porque os equipos non están pensados para atender a este colectivo», remarca.

La remodelación del edificio entra ahora en la segunda fase. Aún quedan obras por ejecutar en el proyecto que se está llevado a cabo gracias a subvenciones obtenidas de la Xunta y de la Diputación de Ourense. La más perentoria es el cambio del tejado del centro. La cubierta actual está muy deteriorada —las goteras son habituales en invierno— y la falta de aislamiento provoca un sobrecoste energético y problemas de confortabilidad, especialmente para las personas que ocupan la zona residencial donde resulta casi imposible conseguir neutralizar el frío del invierno o el calor en verano. También se adecentarán las paredes y los techos interiores, en algunos espacios seriamente dañados por las goteras y humedades. Se colocará además un nuevo ascensor, más grande que el actual, para que puedan usarlo quienes se desplazan en silla de ruedas en lugar de tener que ser empujados por la gran rampa que parte desde el vestíbulo.

Otra de las actuaciones contempladas en el plan de obras se hará en el exterior. Se va a renovar el firme y colocar una cubierta sobre la pista que se usa tanto para momentos de esparcimiento como para realizar actividades deportivas. Aunque pueda parecer un tema secundario, no es cuestión menor. Desde la dirección de Aspanas explican que el uso de ese espacio es actualmente muy limitado. Ni cuando llueve ni cuando aprieta el sol podían utilizarlo. «En canto o teñamos arranxado e coa cuberta poderemos saír a facer actividades en calquera día do ano», matiza el presidente.

Lo que, de momento, va a tener que seguir esperando es el cambio de la calefacción y la sustitución de las ventanas, muy antiguas y poco eficientes energéticamente. Por ellas se pierde una buena cantidad de dinero invertido en la calefacción. «Gastamos 40.000 euros por tempada; é unha burrada», reflexiona el presidente de Aspanas.